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Predicciones 2045

La primera mesa del VII Filba Internacional en el Malba invitó a un grupo de autores a profetizar sobre la literatura y la vida en tres décadas.

Por Valeria Tentoni. Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia.


¿Cómo será la literatura en el 2045? ¿Cómo será el mundo? En tres décadas, ¿qué? La “mesa de precalentamiento” del Filba Internacional 2015, tal como la llamó Eugenia Zicavo, era numerosa. Seis escritores ablandaron el escenario en el que un par de horas después Martín Kohan se despacharía con una conferencia inaugural que nadie interesado en la literatura contemporánea debería perderse.

 

La moderadora explicó, antes de distribuir la palabra, que no todos habían cumplido la consigna con exactitud, advertencia que quedó un poco desfigurada por la obediencia inmediata del primero. Narrador, poeta y arquitecto, Marcial Gala llegó desde Cienfuegos, Cuba. Enemigo de los ángeles, La catedral de los negros y Sentada en su verde limón son algunos de sus libros. “Predecir el futuro es un dolor de cabeza”, tituló su texto, donde imaginó una distopía con seres biónicos, androides, drones, clonaciones, aceleradores de partículas, nanocombustibles, viajes a Júpiter y Marte. Pero todavía están ahí la CNN, las ligas de fútbol y las maratones por la paz. Vaticinó que se descubrirá la naturaleza de la “energía oscura”, y habrá una carrera que la estudiará en los departamentos de Letras de las universidades. Para la literatura, Gala ve en ese futuro que creó que se retornará el estilo novelístico del Siglo XIX y la novela larga: “Un autor podrá estar más de 100 años escribiéndola”. Ese futuro traerá otra cosa: se arruinará la posibilidad de la ciencia ficción.

Gonçalo Tavares, de quien se acaban de publicar en Argentina dos libros distintos entre sí pero igual de recomendables: El barrio (Interzona) –que continúa la línea de Los señores– y Una niña perdida en su siglo en busca de su padre (Letra Nómada) leyó en portugués y Florencia Garramuño luego hizo lo propio con la traducción. Comenzó citando a Séneca y entregó 13 puntos bajo el nombre general “Sobre los tiempos”. “La síntesis del hombre contemporáneo y del hombre que viene (…) es la de un hombre apurado dentro de un ascensor”, leyó, y atendió para comenzar a la “desincronizacion esencial de las velocidades”: “Vamos siempre demasiado rápido o demasiado lento (…) las sociedad parece exigir siempre otra velocidad. En 2045 la velocidad será otra, pero seremos seguramente culpables”. Aprovechando el parlamento de un personaje de Andersen, vaticinó que existirán dos tipos de fundamentalistas: el de la lógica pura y el religioso. Invitó a discutir el “mito de la objetividad”, a pensar en él, y aludió a la “moral de la máquina”, que se preocupa, en cuanto a las personas, por su funcionamiento: “Alguien que no funciona bien se convierte en pecador”, y ello suma a la lista de pecados capitales a la incompetencia. “La tecnología en su conjunto funciona como una máquina aplanadora de la moral. (…) Reducir a una persona a un conjunto de funciones es violentarla”, completó. Entre otras líneas subrayables, imaginó que en el futuro “el lenguaje será más confuso”, y convino que “seguimos siendo humanos porque hay preguntas que se hacen a las personas que no se pueden hacer a los animales ni a las máquinas”.

El colombiano Andrés Burgos, escritor, cineasta y uno de los “25 secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana” según la Feria del Libro de Guadalajara, más en la línea de Gala, instaló un futuro posible con algo de humor. Allí, “Argentina pertenece a Chile. Son Chile. República del Nuevo Chile”, dijo, ya que en ese lugar del tiempo el antiguo Chile ha desaparecido porque el nivel del mar se lo tragó. Imaginó otras cosas igual de delirantes, como que Maria Kodama estará convertida en un “cyborg inmortal”, dedicada y empecinada en que su equipo legal asegure que nadie plagie a Borges.

Tao Lin, la estrella de la Alt Lit, autor, por ejemplo, de Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy, fue traducido en Argentina por Dakota Editora. El futuro que imaginó se limitó a su propia vida y terminó con una recomendación en YouTube, que se tomó el trabajo de deletrear para que nuestras inteligencias no se extravíen en el océano de Internet. “Tendré la misma edad que mi mamá tiene ahora”, calculó, y también la calculó muerta, a su madre. Calculó cuántos libros llevaría publicados ya, de acuerdo a los que lleva publicados ahora. Y que en el 2045 tendrá “al menos cinco gallinas” y un caniche toy. Y un patio para hacer crecer vegetales y plantas con DMT.

Siguió la dibujante Powerpaola, quien ya ha participado en la edición anterior del Filba, y por la mañana había dado su taller de historieta autobiográfica. “Perdón por llegar tarde pero es que venía del futuro”, dijo al incorporarse. Acto seguido, proyectó retratos de entrevistados a quienes les pidió una reflexión alrededor del tema, bajo el título: “El futuro es el fin”. “El futuro es una construcción, no hay nada objetivo, algo que yo pueda preveer”, dijo uno de ellos, y su silueta, en blanco y negro, tenía un globito de diálogo donde podíamos leerlo. “En el futuro el césped sera artificial. Todos seremos travestis”, salía del globito de la propia autora.

Cerró el más desobediente, y también uno de los más interesantes, el local Pablo Katchadjian (Qué hacer, Gracias, La libertad total, entre otros título de poesía y narrativa). Improvisó alrededor de un cálculo de población en el año 3000, pero se decidió por leer dos textos breves en los que su manera de llevar las historias quedó bien ejemplificada. En la última de esas, una chica que tiene que entregar un paquete a su amo ingresa en frecuencias extrañas de tiempo. De repente “parece estar yendo para atrás y eso la preocupa un poco”, pero no tarda en aprovecharlo. Katchadjian recordó, así, al relato “Escape” escrito en 1956 por J. G. Ballard, donde un hombre sufre trastornos temporales similares mientras mira la televisión. Y es una línea, justamente, del propio Ballard, la que corona esta edición del festival: “Mitos del futuro próximo”.

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