Felipe Polleri: “El hombre es una investigación sobre el mal”
Por Luciano Lamberti
Miércoles 15 de agosto de 2018
"Mis personajes son marginados, locos, rebeldes, etcétera. Pueden estar desintegrados, pero tienen más integridad que la mayoría de los cuerdos que andan por este mundo de mierda". Junto a Mario Levrero, con quien compartió una extensa amistad, Felipe Polleri es uno de los “raros” uruguayos. Una entevista alrededor de ¡Alemania, Alemania!, recientemente editado aquí por Letra Sudaca.
Entrevista Luciano Lamberti. Foto Página/12.
Junto a Mario Levrero, con quien compartió una extensa amistad, Felipe Polleri es uno de los “raros” uruguayos. Nació en Montevideo, en 1953, y publicó más de quince novelas cortas, con un estilo que lo acerca a Thomas Bernard en su malditismo militante y a César Aira en su utilización del absurdo como material narrativo.
Alemania, Alemania, publicado originalmente en Uruguay en el 2013 y reeditado en Argentina por Letra Sudaca, presenta tres monólogos, de narradores intensamente alucinados, que todo el tiempo están a punto de perder su identidad y su yo, en el marco del nazismo. Tres fantasmas o tres aspectos del mismo personaje. En ese marco, pueden convivir pacíficamente extraterrestres, violaciones, científicos locos y locos, a secas.
Entrevistarlo fue toda una aventura, también, que se viene desarrollando desde el año pasado. Implicó escribirle a su editor, a su agente y a él mismo, en lapsos de tiempo que se alargaron muchísimo y durante los cuales incluso me olvidé de su existencia, hasta que un día cualquiera recibí las respuestas.
¿Cómo empezaste a escribir? ¿Había libros en tu casa?
A los 12 o 13 años, con gripe, leí Oliver Twist de Charles Dickens. Y descubrí que quería apoderarme de la imaginación de los demás como Dickens se había apoderado de la mía. Y ahí empecé a escribir en cuadernos de escuela lo que se puede escribir a esa edad: pavadas. Con los años mejoré, espero, un poco. Mi padre era un gran lector y mi casa estaba llena de libros.
¿Qué te dio la literatura a través de estos años?
Poco dinero y muchos amigos.
¿En qué cambiaste como escritor desde tu primer libro hasta hoy?
Entre los trece y los sesenta y cinco años, a los treinta y pico, en realidad, encontré mi "voz" y mis escritos fueron ganando en autenticidad. Por supuesto sigo siendo el mismo que era a los trece y a los tres. Pero a los treinta y cinco aprendí, digámoslo así, a hablar.
¿Cómo empezó tu amistad con Levrero?
Soy bibliotecólogo y trabajaba en la Sección Investigadores de la Biblioteca Nacional. Levrero fue allí a hacer un trabajo sobre una revista humorística. Así empezó nuestra amistad que duró hasta su muerte. Y todavía lo extraño mucho.
¿Cómo escribís? ¿Escribís todos los días? ¿Planificás tus novelas?
Antes escribía todos los días. Ahora espero a tener la energía y el tiempo necesarios y eso no pasa todos los días. Escribo con birome en cuadernos de escuela. Mi letra es horrible y está bien que todo esté lleno de tachaduras y borrones. La asepsia de la pantalla me parece falsa. No planifico. Me siento a esperar que vengan los demonios y los diablitos.
¿Considera que su literatura es una investigación sobre el mal?
El hombre es una investigación sobre el mal.
¿Hay una búsqueda poética en tus libros?
Quiero una prosa que tenga la belleza y la temperatura de la poesía. Si alguna vez logré hacerla es cosa que está a juicio de los lectores.
¿Los personajes de ¡Alemania, Alemania! están desintegrados como sujetos?
Mis personajes son marginados, locos, rebeldes, etcétera. Pueden estar desintegrados, pero tienen más integridad que la mayoría de los cuerdos que andan por este mundo de mierda.
¿Por qué cree que el nazismo sigue teniendo relevancia en la literatura actual?
El "chivo expiatorio" es tan antiguo como el hombre. El ser humano se caracteriza por echarle la culpa a otra persona o grupo de personas de sus fracasos más imperdonables y berretas. De ahí a Auschwitz hay un tren.
¿Hay algo de Thomas Bernard en el espíritu de la novela?
Amo los libros de Thomas Bernhard pero mi rabia y mi humor tirando a negro nacieron conmigo.
¿En la novela la ciencia está siempre puesta al servicio del terror estatal?
La ciencia es un instrumento que siempre cayó en malas manos: las nuestras.
¿Las ilustraciones de la novela son tuyas? ¿Por qué incluirlas?
"Mis ilustraciones", en la mayoría de los casos (no así en Alemania, Alemania! que me serví de la colección Prinzhorn) son una especie de vacaciones que me tomo cuando ya estoy cansado de escribir, una especie de humorada oscura que oscurece todavía más el texto. ¿Una burla al Arte de la ilustración? ¿Los bigotes de la Gioconda? ¿Dadá trasnochado? ¿Una simple provocación? "Marque con una cruz la respuesta correcta".