El producto fue agregado correctamente
Blog > > "Me gusta que el lector crea que eso es real, es un efecto de lectura"

"Me gusta que el lector crea que eso es real, es un efecto de lectura"

Julieta Mortati

Acaba de publicar su primera novela, La lengua alemana, una coedición entre Emecé y Notanpuän, y además es periodista y editora en Tenemos las máquinas. A partir de una historia de su vida real, el libro se hunde en un viaje y en un amor trunco. "Estar relacionado con la escritura ya es terapéutico", le dijo a Luciano Lamberti en esta entrevista en la que teambién se refiere a la edición independiente.

Por Luciano Lamberti. Foto Sofía Villanueva.

 

Julieta Mortati nació en Buenos Aires, en 1984. Trabajó como periodista y como editora. Es la responsable del sello Tenemos las máquinas y codirige la agencia de servicios editoriales Pam! Hablamos en un bar de la calle Corrientes, un mediodía, acerca de la reciente publicación de La lengua alemana (Emecé / Notanpuän), una novela autobiográfica sobre un viaje a ese país y una relación amorosa trunca.

 

¿Cuál fue el proceso de publicación de la novela?

En diciembre del 2016 yo ya tenía una versión y la empecé a mover. Estaba lista para salir, pero me la llevaron a un año después y yo obviamente la seguí trabajando. En el medio me la leía gente, y le terminé encontrando el final y el principio por un hecho real que fue que perdí todas las fotos de una etapa de mi vida ahí en Alemania, y las únicas que conservaba eran las que yo había puesto en la novela.

¿Cómo acomodaste el material real para llevarlo a la novela?

Algunas cosas las cambié, otras no tanto, fueron como una inspiración. La parte de la muerte de Kirchner, el museo de Hitler, la feria de Frankfurt. Todas esas partes son bastante reales. Después, bueno, sí, yo tuve un novio alemán y pasaron algunas cosas que suceden ahí. Pero yo la pude escribir como novela cuando pude ver dos personajes interactuando entre sí ahí, en el proceso de escritura, digamos. Y algunas cosas son parte imaginación, parte real. Soy medio vaga para investigar, prefiero imaginar. Otro se pondría con mucho más detalle. Lo que hace Martín Sívak en El salto de papá, por ejemplo, que corrobora todo con la realidad y va al dato.

¿Trabajaste de periodista?

Sí, en varios lados. Empecé en el diario Perfil, después en la revista Para Ti, en el grupo de revistas de La Nación, Rolling, Brando, en Clarín Espectáculos iba a cubrir recitales tipo Andrea Bocelli, Selena Gómez. Me ocupaba de todo lo que no era el show.

También fuiste editora.

Soy, trabajo de eso actualmente. Tengo una editorial que se llama Tenemos las máquinas, desde el 2012. Ahí edité ya diecinueve títulos, tres o cuatro por años, un montón de trabajo. Pero está súper viva y la verdad es que hay varios autores que están buenos. Después fundé con una socia la agencia de servicios editoriales que se llama Pam! publicaciones donde ofrecemos servicios a autores, empresas, instituciones. Y soy productora editorial de LASA, que es la asociación de estudios latinoamericanos. Entre otras cosas.

¿El libro describe las nuevas formas o los nuevos códigos del amor?

Mirá, yo empecé a escribir en un blog con Magalí Etchebarne. Y fue una etapa muy interesante, empezamos a conocer escritores, participar de algunas lecturas. Ahí encontré un lugar, un mundo, un camino, me acercó a la escritura. Más que los libros y la carrera de Letras. Y después, bueno, también tengo esa cosa medio beatnick de vivir y contar. Y cuando viajé y tuve este novio encontré una historia. Y a partir de ahí, le metí.

¿Tenías un diario?

Empecé a ir a un taller, el de Santiago Llach, que ahí fui llevando pedazos. Y después lo terminé de trabajar con Fede (Falco) para darle cierta forma a esos retazos y pedazos de historia. Santiago tiene la teoría de que hasta en la ciencia ficción más ficcional está el autor, ahí. Y me gusta esa idea. Incluso en lo que yo publico, también, hay algo medio autobiográfico o aparece mucho la primera persona. Me gusta que el lector crea que eso es real, es un efecto de lectura, son los escritores que a mí me terminan de gustar, más que los de procedimiento o alguna otra cosa más sofisticada.

¿Y cuáles son las escrituras que te gustan?

En esa época leía mucho a Lorrie Moore, por ejemplo. Claire Keegan me gusta mucho. Bueno, Zambra me encanta. A Salinger lo amo, porque te hace creer todo.

¿Qué significan los párrafos en cursiva?

Eso son citas de un libro que se llama Germania que escribió Tácito en el año I o II después de Cristo. Es un ensayo etnográfico que él hizo después de su visita a Germania. No sé bien qué significa, de algún modo lo quise incluir, y hablando con Edgardo que es mi pareja se nos ocurrió eso, que podía ser un efecto de extrañamiento. Y me gusta mucho la idea de lo etnográfico. Como ese registro que viene de algún otro lugar. Me gustó cómo quedó.

¿Eso habla un poco de otro de los temas del libro que es la diferencia entre concepciones del mundo?

Sí, refuerza la idea de esa diferencia. Cómo lidiar con la diferencia es la idea de la novela, y cómo se construye algo como el amor con esa diferencia. Igual es la experiencia de alguien extranjero que hoy por hoy es algo que sucede mucho. No tanto acá en la Argentina pero en Europa la cantidad de parejas de distintos lugares es increíble, chicos de cinco años que hablan tres idiomas. Es muy común esa realidad en otros lados, y en cómo se construye con esa diferencia.

¿La historia cumplió una función terapéutica en tu vida?

En principio, sí. Escribir algunas partes fue terapéutico. Igual estar relacionado con la escritura ya es terapéutico. Me parece que es algo muy especial, un tesoro que tiene uno. Poder encontrarse con ese espacio, el cual hay que tener con cuidado, no estar ocho horas ahí metido. Pero sí, definitivamente.

¿Y por qué incluir imágenes en el libro?

Siempre quise que estuvieran. No sé bien qué quieren decir en el libro, pero quizás tenga que ver con algo que cuando estaba en Alemania estaba muy limitada en el lenguaje, no lo terminaba de hablar y como que me agarré mucho de las imágenes. De lo que eso podía llegar a decirme. Fue como un lenguaje visual que cuando estuve allá me hablaba más que las palabras. Lo visual era libre, entendía lo que quería. Y me conmueven mucho esos papeles. Los formularios tontos, burocráticos. Me preocupé mucho en que las fotos no fueran lindas, a propósito, que no fueran decorativas, sino documentos. Me gusta mucho eso, del arte visual, tipo Sophie Calle. O Miranda July. Ella también me encanta. Como el registro que intenta preguntarse a ver cómo funcionaba. Creo que la literatura se puede alimentar muchísimo de las artes visuales o de otro lado. No puedo hablar estrictamente de escritores con eso. Y es la cosa editorial, que me persigue. Me gusta la idea amplia del libro, más como un objeto.

Y sobre la “actitud beatnick”, ¿no creés que de alguna forma la “literatura del yo” está muy condicionada por lo que te pasa? Tenés que vivir algo interesante, sí o sí.

Un poco sí, si yo no hubiera vivido eso no sé qué hubiera escrito. Ahora estoy haciendo otras cosas. Pero sí, está condicionada por la experiencia. Pero tampoco gana la historia más fascinante. Gana el saber contar. Obviamente lo que termina ganando es eso. Las películas más fascinantes son tres líneas de argumento. No pasa nada. No sé si viste la última de Paul Thomas Anderson, “El hilo fantasma”, bueno, es nada, una pareja, pero es tremenda, por cómo te lo contó. No me terminan de gustar los argumento súper rebuscados, las historias fascinantes, y menos cuando el que la está contando sabe que es una historia fascinante. Ahora estoy trabajando unos cuentos. Le robo a algunas personas algunas cosas que quiero contar. Y después estoy escribiendo algo que me divierte mucho, pero no todos los días se me ocurren cosas, algo sobre sombreros, a partir de una experiencia que tuve yo con un sombrero. Muy fragmentario. La idea es leerlo en un distintos lugares, yo lo imprimo en un papel rosa muy bonito, bastante grande, tamaño oficio, la idea es que puedas hacer un sombrerito con el papel. La idea es que cuando te sientas sin inspiración te ponés el sombrerito. Y la otra idea que se me ocurrió se llama Formas de nombrar el cielo. Siempre me llama la atención la forma en que los escritores lo trabajan, y cada vez que lo veo lo subrayo. Escribo un textito introductorio sobre de qué se trata el proyecto, y lo imprimo en un papel azul. Entonces la gente se puede llevar el papelito a la casa. Tiene que ver con que mi padre tiene una imprenta muy chiquita, comercial. Y yo no escribo ahí, lo único que hago es editar. Empiezo a mezclar a los autores para ver qué pasa. Es la idea de Kenneth Goldsmith, publicado por Caja Negra, que dice que todo está escrito y lo que resta ahora es combinar.

¿Y cómo ves el mundo editorial independiente hoy?

Siempre sobreviviremos, aunque es difícil. No están poniendo muchas pruebas. A nivel económico, suben el precio de los libros, ahora me quiero embarcar en unos proyectos que me dan mucho temor, etc. Siempre los proyectos culturales de este tipo están en peligro. Pero bueno, siempre vamos a encontrar la manera. El panorama de las editoriales independientes surgió de la adversidad, y siempre vamos a encontrar la manera. Por más que tengamos que hacer fotocopias, o hacer el poema y repartirlo, vamos a sobrevivir.

 

 

 

Artículos relacionados

Martes 29 de marzo de 2016
Cómo se llama tu libro
Se entregó el premio al libro con el título más raro del año.
Mundo bizarro
Miércoles 06 de abril de 2016
"Escribo para acomodarme la cabeza"

Eduardo Sacheri ganó el Premio Alfaguara 2016 con la novela La noche de la usina. “Me encanta que la literatura esté llena de mensajes, pero no quiero me los ponga el autor”, dice.

Se entregó el Premio Alfaguara
Lunes 18 de abril de 2016
Buenos Aires, ciudad escuela de escritores
Maestría en Escritura Creativa en la UNTREF, Licenciatura en Artes de la Escritura en UNA, cursos en instituciones, talleres privados y centros culturales: Buenos Aires se potencia como capital de formación de escritores en español y recibe avalanchas de postulantes.
Crece la oferta de formación
Viernes 22 de abril de 2016
Para no perderse en la feria
Un gps para encontrar algunos de los stands más interesantes de la 42° Feria del Libro.
Feria del libro de Buenos Aires
Viernes 22 de abril de 2016
Shakespeare not dead
Carlos Gamerro dio ayer una clase magistral gratuita en el Centro Cultural San Martín donde, a partir de escenas de Hamlet y Enrique IV, explicó el porqué de la vigencia de Shakespeare en la cultura occidental.
A 400 años de su muerte
Lunes 25 de abril de 2016
Para no perderse en la feria
Algunas de las actividades más destacadas de la segunda semana de la 42° Feria del Libro de Buenos Aires.
Feria del libro de Buenos Aires
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar