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Ron Padgett: "Aquí estoy, todavía escribiendo"

Publican en castellano una antología de su obra 

Zindo & Gafuri acaba de publicar Cómo ser perfecto, antología que reúne y selecciona unos sesenta poemas de toda la obra del poeta, ensayista y traductor estadounidense, desde sus primeros libros de los años 60 en tiempos neoyorquinos -con Joe Brainard, Kenneth Koch y Andy Warhol a la redonda- hasta los que compuso especialmente para la película Paterson, por encargo de Jim Jarmusch.

Por Valeria Tentoni. Foto de Patricia Padgett: Ron Padgett y su retrato, por el artista Trevor Winkfield.

 

 

"Voy a ser un poeta", le dijo al cumplir dieciséis años Ron Padgett a su padre. Por esos días también fumaba su primer cigarrillo (tal y como aparece en uno de los versos de Me acuerdoel clásico fundacional de Joe Brainard que revisitarían plumas como las de Georges Perec, Édouard Levé o Margo Glantz) en lo alto de una colina en Tulsa, Oklahoma. Fue en ese lugar de Estados Unidos donde compartieron aula en primer grado, pero los poetas —parte vital de la segunda generación de la New York School Poets— se hicieron amigos recién mientras cursaban el secundario, cuando sacaron cinco números de una revista literaria en la que consiguieron colaboraciones de tipos como Jack Kerouac, e.e. cummings y Allen Ginsberg.

La leyenda cuenta que todo empezó cuando Padgett le envió una tarjeta de navidad anónima a Brainard elogiando sus obras de arte. “Ron Padgett es un poeta. Siempre ha sido un poeta y siempre será un poeta. No sé cómo es que un poeta se hace poeta. Y no creo que nadie más lo sepa. Es una cosa profunda y misteriosa en el interior de una persona, que no puede ser explicada. Es algo que nadie entiende. Es algo que nadie entenderá jamás. Una vez le pregunté a Ron Padgett cómo vino a suceder que él fuese poeta, y él dijo: 'No lo sé. Es una cosa profunda y misteriosa en mi interior, que no puede ser explicada”, escribió Brainard en otro libro, algún tiempo después. "Todavía me río cuando lo leo", dice Padgett ahora por correo electrónico, desde Vermont o Nueva York, ciudades entre las que reparte su residencia.   

Zindo & Gafuri acaba de publicar en Buenos Aires Cómo ser perfecto, antología traducida por Patricio Grinberg y Aníbal Cristobo que reúne y selecciona unos sesenta poemas de la obra del poeta estadounidense, desde sus primeros libros de los años 60 en tiempos neoyorquinos —con gente como Kenneth Koch y Andy Warhol a la redonda— hasta los que compuso especialmente para la película Paterson, por encargo de Jim Jarmusch.

"Mi primer pensamiento fue que quien llamaba se había equivocado de número", leyó en el discurso de aceptación de la Medalla Robert Frost, "no dije lo que realmente pensaba: No merezco esto. No es falsa modestia, porque sí pienso que soy un poeta decente, aunque haya días en que me pregunte qué tan cierto es eso y nunca haya estado del todo seguro de lo que estoy haciendo ni de si vale la pena el esfuerzo. Pero después de todo lo dicho y hecho, aquí estoy, todavía escribiendo, tratando de permanecer abierto, tratando de evitar que mis dudas se pasen de la raya".

   

 

¿Venías de una familia lectora?

Mis abuelos arrancaron como granjeros pobres en los montes Ozark de Misuri y Arkansas, y mis padres se convirtieron en contrabandistas de licores en Tulsa cuando yo era todavía un bebé. En cuanto a los libros de la casa, mi abuela materna leía la Biblia y mi padre, cada tanto, una novela de cowboys.   

¿Cómo comenzaste a leer y a escribir?

Cuando era chico casi no leía otra cosa que libros de cómics —muchos—, que fueron los que hicieron que me gustara leer. A los doce tuve la suerte de tener un maestro que me hizo leer más ampliamente. Leí La odisea a los catorce. Y en la escritura comencé (también a los catorce) cuando garabateé un poema sobre cómo el árbol en mi ventana se agitaba con el viento y la lluvia, y cómo se le parecía mi corazón porque una chica de la escuela no estaba enamorada de mí.

Cuando estabas en el secundario armaste una revista literaria junto a Dick Gallup y Joe Brainard, entre otros, y consiguieron muchas colaboraciones asombrosas, ¿cómo fue eso?

A los dieciséis conseguí un trabajo en una librería cuyo dueño me introdujo en muchas escrituras contemporáneas —Camus, Kerouac, Ginsberg, cummings, por ejemplo— y desde ahí supe de una pequeña revista literaria llamada Yugen, editada por LeRoi Jones (Amiri Baraka), que se publicaba en Nueva York. Ver cuán simplemente estaba hecha hizo que me diera cuenta de que yo podía armar una revista también. Mi amigo Dick Gallup (que tenía diecisiete) y yo escribimos cartas a escritores que admirábamos, pidiéndoles que nos envíen obras para publicar. ¡Y muchos de ellos lo hicieron! Incluyendo a Kerouac y Ginsberg. Pero también publicábamos autores que no eran parte de la Generación Beat, como Robert Creeley y LeRoi Jones (o nosotros mismos).

¿Cómo describirías tu llegada a Nueva York desde Tulsa? ¿Cómo fue escribir en un ambiente como ese?

Después del secundario fui a Nueva York para estudiar en la Universidad de Columbia, pero la ciudad entera fue educativa para mí: la alta energía, la escala, la diversidad de habitantes, los enormes recursos culturales. Tuve la suerte de encontrarme estudiando con Kenneth Koch, que era no solo un gran maestro sino también un gran poeta. (En Argentina hace unos años Zindo & Gafuri publicó también una traducción de sus poemas selectos, Un tren oculta otro tren).

"Me acuerdo de la primera vez que oí a Joe leer partes de su Me acuerdo. El shock de placer reemplazado rápidamente por la envidia y la pregunta ¿cómo no se me ocurrió a mí? El placer estético llega de muchas formas y en muchos grados, pero la envidia solo aparece cuando admirás sinceramente el trabajo de alguien con todo el corazón", leemos en uno de los poemas de la antología. ¿Recordás otros "shocks de placer" como ese? 

El primer shock que me produjo la poesía vino cuando leí Hojas de hierba de Whitman. Es una obra tan emocionante. Un shock posterior vino algunas semanas más tarde con el Aullido de Ginsberg. Parte de ese shock provino del hecho de que la persona que lo había escrito todavía estaba viva.

En tus poemas hay un tratamiento sensorial del espacio notable —por ejemplo, "Atravieso / billones de moléculas/ que se apartan/ para dejarme pasar / mientras a cada lado / otros billones / siguen donde estaban". ¿Proviene de tu frecuentación de los museos en Nueva York, cosa que has contado en otras entrevistas? ¿Cuáles son tus pintores favoritos y qué aprendiste de ellos?  

Me encantan los museos de arte, pero eso que llamás "tratamiento sensorial del espacio" viene antes del estar en cualquier lugar de modo consciente. En cuanto a mis artistas favoritos, hay muchos. Entre ellos: Giotto, Pietro Lorenzetti, Sassetta, Pieter Breugel el Viejo, Giovanni Bellini, Giandomenico Tiepolo, Adrian Coorte, Vermeer, Seurat, Brancusi, Juan Gris, de Kooning —esta lista podría seguir y seguir— así como mis amigos Joe Brainard, George Schneeman, Jim Dine, Trevor Winkfield y Alex Katz.

Andy Warhol te tomó un retrato en blanco y negro, y algunos de tus poemas parecen hacer juego con sus obras, como "Agarrá este martillo", el que cierra la antología.  

Traté a Andy mayormente entre 1963 y 1966, justo antes de que se volviera tan famoso. Le gustaba andar entre los poetas del centro de Nueva York y era generoso con nosotros. (Alegremente hizo la portada para una pequeña edición de uno de mis libros). Yo admiraba las obras que estaba produciendo por entonces, como las cajas Brillo y los lienzos que repetían imágenes. Las encontraba divertidas y refrescantes.

Has trabajado en la enseñanza de poesía a niños y niñas, ¿qué nos podrías decir acerca de la relación entre los chicos y la poesía?

Enseñé escritura poética a niños y niñas por nueve años. Esto es, creé situaciones en las que pudieran sentirse libres y felices para escribir poesía (de todo tipo). La pregunta es muy extensa, así que sólo diré que encontré que todos los chicos y chicas son capaces de escribir cosas maravillosas, tanto como de pintar cosas hermosas. Desafortunadamente, el mundo después les dice: "No hagas más eso". Y es como decirles: "Dejá de ser sano".

¿Cómo fue la experiencia de trabajo con Jim Jarmusch en Paterson?  

Trabajar con Jim fue un placer total, en parte porque fue un trabajo basado en nuestra amistad. Él eligió cuatro de mis poemas para la película y me preguntó si yo podía escribir algunos nuevos para ella. Le dije que no, ¡era demasiado atemorizante como tarea! Al día siguiente me sorprendí a mí mismo escribiendo tres poemas nuevos, que fueron usados en la película.

¿Alguna vez viniste a Argentina? ¿Conocés algo de nuestra literatura?

Nunca estuve en Sudamérica. Excepto en libros —Borges, Quiroga, Cortázar, Neruda, por ejemplo—. También he "experimentado" lo sudamericano a través de la poesía de Archibaldo Olsson Barnabooth (nacido en Arequipa), un poeta imaginario inventado por el escritor francés Valery Larbaud. ¿Lautréamont cuenta como escritor sudamericano? Y no, no conozco ningún poeta argentino (¡aunque sí leí algunos poemas de Guillermo Vilas!). Estoy lamentablemente infrainformado.

 

 

 

 

 

 

 

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