El producto fue agregado correctamente
Blog > Poesía > La luz de las cosas
Poesía

La luz de las cosas

Tres poemas de la italiana Antonella Anedda (Roma, 1958), cuya obra fue traducida y antologada al cuidado de Jorge Aulicino y publicada por Hilos editora: una obra donde "las cosas, inhabitables en esencia, son permanentemente habitadas".

Por Antonella Anedda. Traducción de Jorge Aulicino.

Anedda"Una de las obsesiones de Anedda es mencionar la topografía: la otra, los días, horas y estado del clima, como si el poema fuera producto sincrónico con esos datos (...) Otra de sus obsesiones es el nombre y la sombra. Esto es, aquellos miles de millones perdidos en la historia, muertos sin nombre, en guerras que continúan sin fin, como si la especie humana debiera negarse a sí misma. (...)

Aunque el propósito de esta poesía no es rendir testimonio de las bondades del mundo, hay lugares y momentos -los verá el lector- de íntima reconciliación a lo largo de los poemas. Y aunque no es esta una poesía de la felicidad (...) tampoco es una poesía desarrapada y amarga. Es una poesía tersa, si se quiere, y, por sobre todo, sensorial, como si estuviera en secreta posesión de la natural inocencia de los acontecimientos naturales y aun, a veces, sociales".

Del prólogo de Jorge Aulicinoa

 

a

De Noches de paz occidental (1999)

a

I

a

Veo desde la oscuridad

como desde el más radiante balcón.

El cuerpo es el hacha: se abate sobre la luz

alejándola en silencio

hasta el paso más desnudo - el negro

de un tiempo que compone

en el espacio trillado por mis pies

una tierra lentísima

 - prometida.

*

XIV

a

Bendita tú en la distancia

la más inocente de las cosas lejanas

refugio de mesa y manzana

una esfera, un piano y contra la alta llama del fuego

las dos formas familiares que cavan la nitidez de un vano.

a

Nada en realidad nos llama

pero nos acercamos a los objetos

como si fueran los ecos de una voz

el anuncio indefenso de otras vidas.

El agua negra, la silueta del perro contra el muelle.

Nadie puede llamarlos recuerdos y silbar de veras como entonces

pero vemos los tres cuartos, el disparo

de quien todavía vivía

y por un momento los armarios nos envían

un fuego errante la estrella incierta de un rostro.

a

Nada ha terminado nada es incluso profundo.

Hay sólo el rumor de una cal imprevista

y esa gritería entre los helechos que azotan las espaldas

gritería que no entendemos como les sucede en lo oscuro a los perseguidores.

a

Árboles, cuerpos, ráfagas contra los muros.

Basta un gesto: el revés de un codo que apaga una vela.

a

De golpe somos aquello que temblaba.

*

1999

a

Busca entre las cosas que amas la que morirá primero

el pedregullo que alzarás sobre el siglo que se desmorona.

No es necesario apurarse

sino mover la cabeza frente al dos que asoma

pararse entre las cifras - un agua

que espuma sobre las escaleras antes de invadir la casa -

hacer del mil un monte -modesto- como el Sinaí

y de los tres nueves, una estrella

en la oscuridad de la mañana.

a

No hay salvación en el demorarse de un milenio

simplemente los sonidos se levantan más densos en el viento

un susurrar de pájaros y de foresta.

Busca entre las cosas que amas la que morirá primero

combate no obstante el temblor.

Pero hablamos de velas, de auspicios imperfectos

sobras que abrazamos con fervor

y la lengua es la misma que se trae al emigrar de las islas:

una nube

en la garganta

que oscurece la dicción de los objetos.

a

De El catálogo de la alegría (2003)

*

Lo que del amor queda

a

Todo era bello aquella mañana, sin color. No fue más así ni antes ni después.

a

Cómo lo visible dispara de golpe lo invisible

cómo el espectro de tu rostro deja un halo sobre la caoba de los muebles.

a

Cuánto, mi amor que no eres amor resiste

el lugar que nos reunió:

minaretes con torres de recuerdo, grava

para decir cómo comenzó la historia, cómo se pierde

cómo ahora es una sombra ática, altísima, parada sobre su estela.

a

Artículos relacionados

Martes 29 de marzo de 2016
Teatro de la traducción

William Butler Yeats en la primera entrega del escritor, profesor y editor Matías Moscardi, desde Mar del Plata. Compartirá con nosotros sus versiones de distintos poemas maravillosos, así como los apuntes críticos sobre esta práctica. "Para un traductor, la rima es, como en el poema, la muerte", dirá.

Nueva curaduría de poesía

Martes 29 de marzo de 2016
Traducir es asumir el error
Última entrega de la curaduría de Matías Moscardi, con su versión de un poema del objetivista más joven y más longevo de todos: "Hay una belleza en aquello que adviene como error tipográfico: es la belleza de lo impenetrable".
Curaduría de poesía
Martes 29 de marzo de 2016
La desesperación del traductor

Apuntes críticos sobre la práctica de la traducción poética a cargo de Matías Moscardi, autor de libros como Las cosas y Bruma. En esta entrega de su curaduría, Denise Levertov le hace exclamar: "Traducir es desesperante".  

Denise Levertov

Martes 29 de marzo de 2016
El traductor invisible

Otra entrega de la serie de poesía y traducción a cargo de Matías Moscardi: uno del poeta estadounidense, de quien versionó completo Paterson V (Luz Mala editores).

William Carlos Williams

Lunes 25 de abril de 2016
"El poeta es un fingidor"

Bilingüe e ilustrado maravillosamente por Adolfo Serra, Nórdica libros publica Un disfraz equivocado, que reúne distintas voces del gran poeta portugués, con selección y prólogo de Martín López-Vega.

Antología de poemas de Pessoa

Miércoles 27 de abril de 2016
Cuatro poetas mexicanos

Hoy arranca el mes de poesía a cargo de Soledad Castresana, autora de libros tan potentes como Carneada Selección natural. En diálogo con la curaduría de Paula Abramo, completa el panorama mexicano. Primera entrega: Luis Felipe Fabre.

Nueva curaduría
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar