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Ficcion

Nena

Por Jamaica Kincaid

"Así se escupe para arriba si te dan ganas de hacerlo, y así de rápido hay que moverse para que tu propio escupitajo no te caiga encima". Los consejos de una madre a su hija, de su libro En el fondo del río.

 

 

Publicado por primera vez en The New Yorker en 1978, este texto forma parte de En el fondo del río y puede encontrarse en idioma original en este link.

Jamaica Kincaid nació en Antigua y Barbuda en 1949, escribió novelas como Autobiografía de mi madre, Lucy, o Mi hermano, que le valió el Prix Fémina Étranger. En 2013, recibió el American Book Award por See now then, entre otros premios, y da clases en Harvard. Por ese último tomo la entrevistaron acá y dijo cosas como: "Me gusta estar en piyama todo el día y a veces no lavo porque me gusta leer y estar en la casa, hay comida en la cama, me gusta comer en la cama y leer. Me gusta estar sola, me gusta la melancolía, me gusta mucho el sentimiento de tristeza, pero solo si me lo he impuesto a mí misma".

Aquí, una madre da consejos a su hija: la hace observar indicaciones que se presentan como leyes naturales. En esta canción que reclama obediencia, hay repeticiones —recurso milenario para la internalización— que dan un efecto rítmico. El texto, quizás un poema, tiene una consistencia líquida, los encastres son tan perfectos como los del agua cuando se reúne (las junturas con punto y coma colaboran): parece un río avanzando a velocidad de deshielo, empujando las palabras, una detrás de la otra, hacia la chica. Parece también las manos de una mujer que teje sin pensar en que está tejiendo. Nudos que se acoplan de forma tal que, para desarmar alguno de los que quedaron atrás, habría que deshacer el trabajo entero y empezar de nuevo.

 

 

Nena

De Jamaica Kincaid

Versión de Valeria Tentoni

 

Lavá la ropa blanca el lunes y ponela a secar sobre las piedras; lavá la ropa de color el martes y ponela a secar en el tendedero; no camines a pleno sol con la cabeza descubierta; a los buñuelos de calabaza, freílos en aceite de oliva muy caliente; poné en remojo tus bombachas en cuanto te las saques; cuando compres algodón para hacerte una blusa, asegurate de que no tenga acrílico, porque al lavarlo perdería la caída; dejá el pescado salado en remojo durante toda la noche antes de cocinarlo; ¿es verdad que cantas benna [1] en catequesis?; comé siempre de forma tal que a nadie se le revuelva el estómago al mirarte hacerlo; los domingos, intentá caminar como una señorita, y no como la puta en la que parecés tan dispuesta a convertirte; no cantes benna en catequesis; no hables con los mendigos, ni siquiera para darles direcciones; no comas fruta por la calle —las moscas te perseguirán; «¡pero si yo nunca canto benna los domingos, y mucho menos en catequesis!»; así se cose un botón; así se hace un ojal para el botón que acabás de coser; así tenés que arreglar el dobladillo de un vestido cuando veas que empieza a descoserse y para evitar parecerte a la puta en la que, yo sé, estás tan dispuesta a convertirte; así debés planchar la camisa caqui de tu padre para que no queden arrugas; así debes planchar los pantalones caqui de tu padre para que no queden arrugas; así se cultiva el Quimbombó —lejos de la casa, porque el árbol del Quimbombó junta hormigas coloradas; y cuando cultives Taro, asegurate de que tenga siempre agua en abundancia, de lo contrario te picará la garganta al comerlo; así se barre un rincón; así se barre toda la casa; así se barre un patio; así se le sonríe a alguien que no te gusta demasiado; así se le sonríe a alguien que no te gusta en absoluto; así se le sonríe a alguien que te gusta del todo; así se prepara la mesa para tomar el té; así se prepara la mesa para la cena; así se prepara la mesa para una cena a la que asistirá un invitado importante; así se prepara la mesa para el almuerzo; así se prepara la mesa para el desayuno; así hay que comportarse en presencia de hombres que no te conocen demasiado bien, y de esa manera no reconocerán inmediatamente a la puta en la que te advertí no debés convertirte; asegurate de lavarte todos los días, aunque sea con tu propia saliva; no te pongas en cuclillas para jugar a las bolitas —no sos un varón, ya te dije; no aceptes flores de la gente: podrían contagiarte algo; no les tires piedras a los mirlos, porque puede que en realidad no sean mirlos; así se hace un budín de pan; así se hace la doukona [2]; así se prepara el picante; así se prepara un remedio bueno para el resfrío; así se prepara un remedio bueno para deshacerse de un bebé incluso antes de que se haya convertido en un bebé; así se pesca un pez; así se devuelve al agua un pez que al final no querés, para evitar que te caiga una maldición; así se intimida a un hombre; así te intimidan los hombres; así se ama a un hombre, y si eso no funciona, existen otras formas, y si éstas tampoco funcionan, no te sientas demasiado mal por renunciar a él; así se escupe para arriba si te dan ganas de hacerlo, y así de rápido hay que moverse para que tu propio escupitajo no te caiga encima; así se llega a fin de mes; aplastá siempre el pan para comprobar que es fresco; «¿y qué si el panadero no me deja tocar el pan?»; ¿me estás diciendo que, después de todo, vas a convertirte realmente en el tipo de mujer a la que el panadero no deja ni siquiera acercarse al pan?

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1 Música proveniente de Antigua y Barbuda, donde nació Jamaica Kincaid. 
2 Budín de banana.

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