El producto fue agregado correctamente
Blog > Ficcion > Volare
Ficcion

Volare

Una lectura de Compañía de sueños ilimitada, de J.G. Ballard (De Bolsillo).

Por Valeria Tentoni (@valeriatnt)

"La más simple, la más misteriosa de todas las acciones" obsesiona a Blake, el personaje principal de Compañía de sueños ilimitada: volar. Su mente, "demasiado cerca del filamento zumbante de una lámpara incandescente a punto de apagarse", lo arrastrará desde una tímida y oscura existencia en Londres hacia Shepperton. Robará un avión y lo estrellará en el Támesis, para resurgir a la vida como una cruza de Icaro con el flautista de Hamelin.

Tras el accidente, este hombre renovado es recibido por los habitantes del lugar, quienes intentan darle cuidados. Pronto entiende Blake que está encerrado en ese pueblo por una fuerza poderosa que todavía desconoce. "¿Estoy muerto?", se pregunta. Por cambio, está dos veces vivo. Y cargado con poderes que es capaz de contagiar.

 

El proceso de transformación del pueblito suburbano inglés —de sus habitantes, de su flora, fauna, humor y fe—, le toma al recienvenido exactamente siete días: la referencia numérica nos deja en las puertas del Génesis y eso no es, claro, casual. Blake se convertirá en una deidad pagana, en señor de una "gran nación de la naturaleza". Si la humanidad, para Bakunin, es "la negación reflexiva y progresiva de la animalidad en los hombres", Blake como tótem tendrá por primera tarea devolver a los habitantes de Shepperton a un estado de naturaleza orgiástico, festivo y absolutamente integrado al entorno natural: uno que crea a su paso, fecundando el asfalto con su semen, poderosa fórmula para la revolución vegetal. Una pequeña patria exultante florece a sus pies. Su tieso volcán de poder va regando la tierra de árboles, trepadoras, magníficas plantas y troncos de los que se columpian guacamayos, monos tití, chimpancés, pericos; el hogar para un “zoológico demente” temblando de celo.

Shepperton, de este lado del libro, fue la ciudad donde Ballard vivió entre 1960 y 2009, cuando falleció por un cáncer de próstata. "El paradigma de ningún lado" también aparece mencionado en otras obras. "Cuando llegó a Shepperton, Ballard se sintió fascinado por la aparente perversidad de la civilización (...). Ahí estaba su asunto. Ballard fue a donde estaban los raros y se quedó ahí. Pero lo que él asimilaba como raro era visto como normal", dice The Guardian al dar la noticia que la casa de Ballard en Shepperton está en venta ("If we can't buy JG Ballard's former home, then we should at least erect a statue to him", se titula, y el último verbo no podría homenajearlo mejor).

"El aburguesamiento, la suburbanización del alma, avanza a un ritmo alarmante. La tiranía se hace dócil y sumisa y lo que prevalece es un totalitarismo blando, tan obsequioso como un sommelier. No se permite que nada nos inquiete ni perturbe", le respondía a Jeannette Baxter. "Quizá los vicios de este mundo sean metáforas de virtudes en el otro", leemos en Compañía de sueños ilimitada: con esa lógica del negativo, este falso piloto convertido en dios momentáneo revolucionará a esas almas suburbanas —tan elocuente su efecto que hasta regalarán todo su dinero.

La novela es de 1979. Fue publicada 17 años después de El mundo sumergido: hay una fijación que se reitera, la de la reinvención subacuática del futuro, esto es: el apocalipsis, la revelación, brota del agua. Aquí, Blake estrella su avión en el Támesis, y es bajo el agua que se produce el cambio de signo, la conversión. Cuando sale del líquido, Blake ya es otro. Bautizado por la catástrofe, ahora es un dios que sueña también el deseo de los otros y despierta para fermentarlo.

Anaximandro imaginó, más de 500 años antes de Cristo, a un enorme pez del cual brotaban todos los seres animados en los orígenes del universo. También imaginaba que la acción combinada de este fermento acuático con los lenguetazos amarillos del sol eran los responsables de la explosión vital. Jorge Osvaldo Pérez explica que "el origen de todo en lo húmedo se encuentra uniformemente en todas las teogonías y cosmologías antiguas (sumerios, caldeos, egipcios, hebreos, fenicios, etc.)", que es compartida esa tendencia de atribuir a lo acuoso fuerza generatriz del universo. El esqueleto de ese avión encajado en los fondos del agua que escribe Ballard es, de hecho, el gran catalizador de la historia. La primera visión de Blake se produce cuando el avión comienza a hundirse y, cuenta, "unas aguas negras e hirvientes inundaron la cabina y remolinearon codiciosas a mi alrededor". El remolino es también el movimiento eterno que rige en el sistema de Anaximandro, poniendo a las cosas del mundo en su lugar.

Además, la metamorfosis de los habitantes de Shepperton se produce en el agua: Blake genera, con su llegada, sueños colectivos durante las noches. En el primero, todos los pueblerinos se convierten en pájaros ("las mentes que soñaban sostenían mi vuelo"). En el segundo, en peces: "Comprendí que vagabundeaba en un mundo submarino. Estos pulcros pueblerinos eran en verdad ejemplares de una exótica fauna marina con la mente poblada de los sueños de mamíferos acuáticos", se explica. Y si bien conseguirán alas antes que aletas, volar y nadar probablemente se sientan parecido, y una cosa puede que sea buen entrenamiento para la otra. La gravedad nos disculpa el peso en ambos casos.

Capítulo aparte para el lugar que Ballard le da a la sexualidad, estructural y protagonista en sus libros, y en este especialmente. La categoría de perversión es puesta a prueba, para variar: sus personajes pueden desde desear a un perro hasta acabar en el hoyo de un campo de golf. El muerto que vive, Blake, quiere copular con todo lo que hay: con los pájaros, los niños (sí, hasta con una nena ciega), los árboles… "Copulando con ellos, con el gamo del parque, con las urracas y los estorninos, liberaría la luz que esperaba tras la mampara de realidad que cada uno de ellos tenía delante, como un escudo". Podemos pensar en Reina Amelia, de Marosa di Giorgio, y todas sus copulaciones inquietantes, sus cruzas inesperadas. Esa atmósfera de ella, de sensualidad enardecida que atraviesa y reune a la flora y a la fauna, también se encuentra aquí. Pero, a diferencia de la novela de la uruguaya que catalogaría —a los fines de este paralelo y tendría que pensarlo dos veces para otros— como uterina, este imaginario ballardiano es derechamente (¡erectamente!) fálico. Es el sexo de Blake el que supura este mundo nuevo, y no hay metáforas en esta línea.

Y, como en Crash, aquí también la erotización es posible con las máquinas: las lavadoras y los televisores de los supermercados y centros comerciales (otro escenario típicamente ballardiano, aprovechado al máximo en su novela Bienvenidos a Metro-Centre) pueden producir seducción. Ballard tematiza al consumo como erótica, como imán del deseo. A Blake los pueblerinos llegan a prepararle un altar apilando lavadoras y microondas.

"Una psicopatía electiva vendrá en nuestra ayuda, como lo hizo muchas veces en el pasado", vaticinaba Ballard en sus últimos años de vida: "El futuro será una guerra de psicóticos". "Cruzando el tiempo y el espacio en un tiempo que no es el nuestro", Blake, el dos veces vivo, remolino de una psicosis colectiva colmada de delirios y alucinaciones extremas, capitanea en Shepperton un futuro que dura una semana.

*

Notas relacionadas

Artículos relacionados

Lunes 28 de diciembre de 2015
Oscura plegaria
Ariana Harwicz sorprende con cada novela que publica. En Precoz trabaja una zona del lenguaje que puede relacionarse con Zelarayán, Néstor Sánchez, Aurora Venturini, entre otros.
Miércoles 10 de mayo de 2017
La salud de Cheever

"Escribir es fugarse, pero en un sentido estrictamente carcelario: crear con el lenguaje la salida del lenguaje. Esto parece decirnos la extraordinaria novela Falconer (1977): tal es el nombre de la cárcel que inventó John Cheever para escapar de sus fantasmas". Una lectura de Matías Moscardi.

Sobre Falconer, la novela que lo catapultó a los lectores

Lunes 29 de enero de 2024
Amanecer, anochecer: así escribe Edwidge Danticat

"La psiquis de su hija es tan débil que se agita por cualquier cosa. ¿No se da cuenta de que la vida que tiene es un accidente del azar?": releemos un fragmento de Todo lo que hay dentro, de la escritora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat (Editorial Fiordo).


Lunes 21 de marzo de 2016
Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario o no

La novela El paraíso opuesto, de Antal Szerb (La Bestia Equilátera, traducción de Laura Wittner), es una historia alegórica que advierte: «El deber no es un lecho de rosas».

Entre la alegoría y la sátira política
Lunes 28 de marzo de 2016
Lengua de vidrio

Una lectura de la antología de relatos de la gran escritora neoyorkina, Colgando de un hilo, edición de Lumen con ilustraciones de Simone Massoni.

Antología de cuentos de Dorothy Parker
Martes 22 de marzo de 2016
El silenciero

Jorge Consiglio (Hospital posadas, Pequeñas intenciones, entre otros) extrae sus citas favoritas de El silenciero, de Antonio Di Benedetto, también autor de autor de Zama y Los suicidas, entre otros títulosl.

Citas de Di Benedetto
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar