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Poesía

Tres poemas de Hilda Doolitle

Con traducción de Tom Maver

Poeta, escritora y cronista, H.D. era hija de un profesor de astronomía, amiga de Ezra Pound y compartió estudios con Marianne Moore y William Carlos Williams. Llantén acaba de publicar la antología de la que tomamos los tres poemas que siguen, Qué son las islas, con notas de Javier Galarza.

Más conocida por sus iniciales, H.D., Hilda Doolittle nació en Estados Unidos en 1886 y falleció en Suiza en 1961. Poeta, escritora y cronista, era hija de un profesor de astronomía, amiga de Ezra Pound y compartió estudios con Marianne Moore y William Carlos Williams. 

"Cada poema suyo pone en juego la dinámica misteriosa de la seducción, donde no se sabe quién habla, a quién están dirigidos los parlamentos. Como si las voces pudieran intercambiarse, superponerse", escribe Tom Maver, el traductor a cargo de la edición de Llantén de la antología de poemas de la que tomamos los tres que siguen, Qué son las islas.

 

 

 

Pigmalión

 

I

¿Debo dejarme capturar

por mi propia luz?

¿debo dejarme romper

por mi propio calor?

¿o debo partir la roca como antiguamente

lo hice y romper mi propio fuego

con su superficie?

¿acaso este fuego me frustra a mí

y a mi arte

o mi trabajo nubla su luz?

¿cuál es el dios,

cuál es la piedra

que el dios toma para su uso?

 

II

¿Qué soy yo,

la piedra o el poder

que levanta la roca de la tierra?

¿soy el amo de este fuego,

es este fuego mi propia fuerza?

¿soy el amo de estos

remolinos de luz encimados?

¿los creé como en tiempos antiguos

creé a los dioses a partir de las piedras?

¿hice este fuego para mí mismo?

¿o es esto arrogancia?

¿es este fuego un dios

que me busca en la oscuridad?

 

III

Hice una imagen sobre otra para mi propio uso,

hice una imagen sobre otra porque la gracia

de Palas era mi pedernal

y Hefesto me ayudaba.

Hice que un dios después de otro

saliera de la piedra fría,

hice a los dioses inferiores que los hombres

porque yo era un hombre y ellos mi trabajo;

y ahora ¿qué es eso que ha terminado?

el fuego ha sacudido mi mano,

mis esfuerzos son polvo.

 

IV

¿Ahora qué es lo que ha terminado?

sobre mi cabeza se posa el

 

V

Se fundieron con la luz

y estoy desolado;

se derritieron;

cada uno de su pedestal,

cada uno se va;

se fueron;

¿qué agonía puede expresar mi pena?

de su base de mármol cada uno

dio un paso y entró en la luz

y mi trabajo es en vano.

 

VI

Ahora, ¿soy yo el poder

que hizo este fuego

como antiguamente hice que los dioses

salieran de las piedras?

¿soy yo el dios?

¿o acaso este fuego me esculpe

para su uso?

 

 

 

 

Fragmento 36

No sé qué hacer:

mi mente está dividida

Safo

No sé qué hacer,

han robado mi mente:

¿el regalo de la canción es el mejor?

¿el regalo del amor es el más amoroso?

No sé qué hacer

ahora que el sueño ha puesto

peso sobre mis párpados.

¿Debería interrumpir tu descanso,

devorarte, ansiosa?

¿el regalo del amor es el mejor?

no, el de la canción es más amoroso:

pero si estuvieras perdida,

¿qué arrebato

obtendría de la canción?

¿qué canción quedaría?

No sé qué hacer:

¿volver y saciar

la furia que quema,

quemar con mi aliento

tu aliento fresco, alterarlo?

¿debo volver y tomar

la nieve en mis brazos?

(¿es mejor el regalo del amor?)

pero copo sobre copo

de nieve sería incómodo,

estarías acostada haciéndote preguntas,

despierta y sin embargo dormida.

¿Debo volver y tomar

la nieve incómoda en mis brazos?,

¿apretar labios con labios

que no contestan,

apretar los labios a la carne

que se estremece y no se quiebra?

¿Es mejor el regalo del amor?

¿Debo volver y moderar

todo el salvaje deseo?

¡Oh, te deseo!,

como las Pléyades agitan

la luz blanca en la blanca agua

¿así debo tomarte?

Mi mente está bastante dividida,

mis mentes vacilan,

perfectamente combinadas,

no sé qué hacer:

cada una lucha con la otra

como dos blancos luchadores

en una competencia

listos para girar y agarrarse

sin nunca mover ni músculo ni nervio ni tendón;

así mi mente espera

forcejear con mi mente,

sin embargo estoy quieta en la cama,

parecería que descanso.

No sé qué hacer:

tensión sobre tensión,

un sonido después de otro

hacen que mi cerebro se nuble;

como una ola puede esperar a caer

y entonces (esperando a que caiga)

el viento puede tomar

de su cresta

blancos fragmentos de espuma

que se eleven

y parezcan correr y palpitar

y rasgar la luz,

así vacila mi mente

encima de la pasión

temblando por quebrarse,

así vacila mi mente

encima de mi mente

oyendo los deleites de la canción.

No sé qué hacer:

¿va a quebrarse el sonido,

rasgando la noche

grieta tras grieta de la luz

rosa y dispersa?

¿va a quebrarse al final el sonido

como la ola vacilante

o va a pasar toda la noche

y yo escuchando, despierta?

 

 

 

 

Azar

 

El azar dice:

ven aquí,

el azar dice:

¿resistirías

partir?

el azar dice:

amor,

no hemos amado

por casi un año,

¿resistirías

esta soledad?

yo no;

además de ti,

le temo

al viento,

al pájaro,

al mar,

a la ola,

a los lugares bajos

y al aire alto;

oigo

funestas amenazas

por todas partes;

me asusto

con el viento

en el sicomoro,

no puedo soportar

nada

más;

el azar dice:

querida,

estoy aquí,

¿no me quieres

más?

 

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