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Eduardo Berti: "La novela colectiva no parece haber terminado acá"

Y su traducción de Perec

El escritor argentino, primer latinoamericano miembro de Oulipo, traduce una obra capital del Taller de Literatura Potencial desde Francia y piensa a Perec, "un autor que se reinventa de libro en libro, que no escribe jamás dos obras iguales, lo cual es una hermosa forma de correr riesgos".

Entrevista y foto por Valeria Tentoni.

 

 

 

"En 1979, Georges Perec publicó un relato breve titulado El viaje de invierno (Le Voyage d’hiver). Allí narraba cómo un joven profesor de literatura, Vincent Degraël, descubría un libro fascinante, llamado precisamente El viaje de invierno, y cómo este libro alteraba por completo la mirada que se tenía sobre los poetas franceses de finales del siglo XIX, pues estos ahora aparecían como simples plagiarios de la obra de un joven autor, tan genial como desconocido: Hugo Vernier. De inmediato, sin embargo, el libro de Vernier se hacía humo y Degraël se esforzaba en vano por recuperarlo". Así arranca El viaje de invierno, novedad de Eterna Cadencia Editora con traducción de Eduardo Berti, una obra colectiva que comienza con el texto de Perec y sigue con continuaciones que le dan otros miembros de Oulipo, el Taller de Literatura Potencial francés. Berti, su traductor, es casualmente el primer miembro latinoamericano de este conglomerado que en Argentina podemos leer, por ejemplo, desde el muy recomendable libro de Caja Negra OULIPO, ejercicios de literatura potencial que compilaron Malena Rey y Ezequiel Alemian, de 2016. 

Berti, nacido en Buenos Aires en 1964, está radicado en Francia y, de hecho, también es reciente la salida de su libro Una presencia ideal, novela que escribió en la lengua madre de Perec y tradujo del francés Pablo Martín Sánchez para España, y que pronto tendrá traducción argentina en el sello Cía. Naviera Ilimitada en manos de Claudia Ramón Schwartzman. Otros de sus libros son Círculo de lectores (Páginas de espuma), Un padre extranjero, La máquina de escribir caracteres chinos (Tusquets), Por (Gourmet Musical) o Faster (Impedimenta), por el que lo habíamos entrevistado en este blog, internándonos en el cruce entre literatura y periodismo: además de escritor y traductor, Berti se ha desempeñado como periodista cultural y como guionista. 

 

 

Sos el primer latinoamericano miembro de Oulipo, ¿cómo entraste en contacto con el Taller de Literatura Potencial?

Soy el primer latinoamericano, es cierto. Y con Pablo Martín Sánchez (escritor español) fuimos, en 2014, los dos primeros miembros de habla hispana. Como nos cooptaron al mismo tiempo, todavía no sabemos quién de nosotros dos es el miembro número 39 y quién el 40 en la historia del grupo. Hasta llegamos a idear, en broma, una serie de métodos posibles para obtener esta respuesta. En mi caso personal, entré en contacto con la obra de Oulipo, como lector, hace unos cuarenta años, cuando leí los Ejercicios de estilo de Raymond Queneau, un libro fascinante en el que RQ (uno de los dos fundadores del grupo, junto a François Le Lionnais) escribe una misma historia, un episodio banal en las calles de París, de 99 maneras distintas. Esa lectura me condujo a Oulipo. Sobre todo a las primeras antologías, que entonces solo existían en francés. De Queneau y de esas antologías pasé a Perec y también a Calvino, aunque a Calvino ya lo había leído sin saber que era miembro del taller. Todo esto como lector, viviendo aún en Buenos Aires. Ya instalado en Francia, donde me mudé en 1998, descubrí la obra de Paul Fournel, de Jacques Roubaud, de Marcel Bénabou (otros oulipianos) y un día, invitado a un festival literario en la ciudad de Saint Nazaire, donde estaba haciendo una residencia de autor (la ciudad aparece en textos de Alan Pauls o César Aira porque ellos también hicieron esta residencia), me crucé con Fournel y Bénabou. Charlamos largo rato y empezó un vínculo que se fortaleció en 2006 cuando intervine, junto a la gente del Malba y del consulado francés, en la primera visita de Oulipo a la Argentina.

¿Y cómo entraste en contacto con la obra de Perec, a quien ahora traducís? ¿Recordás tus primeras lecturas de su obra? ¿Qué impresión te causó?

Lo primero que leí fue Je me souviens, en francés. Después leí, en castellano, Las cosas y W o recuerdo de la infancia, dos libros que me entusiasmaron mucho. Años más tarde, llegué a El secuestro (La Disparition), la famosa novela escrita sin la letra “e” en francés (sin la “a” en la heroica traducción al castellano), que no es mi libro favorito de Perec, y a La vida instrucciones de uso, que es sin dudas una obra maestra. Incluso intenté, hace más de veinte años, una traducción al castellano de las primeras páginas de Les revenentes, una extraña novela donde la única vocal que él usa es la “e”, como una especie de contracara de La Disparition: “Vehementemente, tres Mercedes-Benz verdes pretenden descender en West End Street…”. Una de las primeras impresiones que me fue dejando la obra Perec, me acuerdo bien, fue la de un autor que se reinventa de libro en libro, que no escribe jamás dos obras iguales, lo cual es una hermosa forma de correr riesgos, de ponerse en duda, de no conformarse con lo ya hecho.

¿Cómo entraste en contacto con las constricciones oulipianas, cuáles probaste? 

Desde que leí las dos primeras antologías de Oulipo (La littérature potentielle de 1973 y Atlas de la littérature potentielle de 1981), me tentó probar las constricciones, las formas y los métodos del taller. Fue el caso del S+7, una de las primeras ideas de Oulipo, que consiste en reemplazar una serie de palabras de un texto preexistente: cada uno de los sustantivos, pongamos, se reemplaza por el séptimo sustantivo consecutivo que trae tal o cual diccionario. Con el tiempo, fui probando muchísimas de estas restricciones. Gran parte de ellas pueden encontrarse en el sitio web del grupo: oulipo.net.

Al publicar un texto no se explicitan, ¿no? ¿No se te podría preguntar cuáles se aplicaron en este texto, por caso? 

El taller siempre pensó, desde su fundación en 1960, que estas ideas formales debían estar al alcance de todo el mundo. Y nunca fijó reglas estrictas con respecto a si hay que explicitarlas o no, ni tampoco a cómo explicitarlas. Suele afirmarse que hay tantas maneras de ser oulipiano como oulipianos hay. Yo me atrevo a decir que existen incluso más maneras y que, acaso, cada libro oulipiano encarna una de esas maneras. La apertura y la diversidad fueron claves en el grupo, desde un principio (creo que ayudan, en buen medida, a explicar el por qué de la longevidad de Oulipo), y así como las restricciones pueden ser lingüísticas o formales, así como pueden ser simples o complejas, así como pueden usarse una por vez o varias de manera simultánea y combinada, la misma apertura existe al momento de explicitar la existencia de constricciones en un texto. Pueden explicarse detalladamente, pueden sugerirse en forma más tenue, pueden no explicitarse en absoluto. En los dos primeros casos, la explicación puede hacerse en el “peritexto”, contratapa o solapa, prólogo o epílogo del libro, o puede incluso sugerirse dentro del texto, en forma más o menos indirecta… Todo es posible.

Esta versión es también una versión anotada, ¿tanto tu traducción como tus intervenciones en notas al pie podrían leerse, siendo miembro oulipiano, como otra de las continuaciones de esa historia original de Perec?

Las notas al pie son una forma de intervenir en un texto, claro que sí. Hay un gran potencial en las notas, a tal punto que hace ya varios años Oulipo exploró las posibilidades al respecto y hasta produjo textos donde, por ejemplo, se leen tan solo las notas de un texto borrado o inexistente. Pero mis notas son muy moderadas y muy tradicionales, en este caso. Están básicamente al servicio de la traducción y de un lector no francés al que le podrían faltar determinadas informaciones. Mi verdadera continuación a esta historia es, más bien, un texto que se llama Les voyages dispersent y que publiqué hace unos años en la Biblioteca Oulipiana (una serie de pequeños libros que el grupo edita desde 1974 ). Les voyages dispersent no forma parte de El viaje de invierno y sus continuaciones porque es posterior a la salida en Francia de Le voyage d’hiver et ses suites, obra que tomamos como modelo para la traducción que se publicó en Argentina. Pero la novela colectiva no parece haber terminado acá y ya desbordó Le voyage d’hiver et ses suites. Existen, al día de hoy, tres textos más que dialogan con este proyecto: uno de Michèle Audin, uno de Olivier Salon y uno de Jacques Roubaud.

La primera de las continuaciones, de Roubaud, se hace 10 años después de la muerte de Perec. ¿Este libro es a su modo un homenaje? ¿Qué dirías es lo "perequiano" de las continuaciones que encontramos? 

El gesto de haber tomado un texto de Perec que supuestamente estaba terminado y de haberlo convertido en el inicio de una novela “potencial” es muy oulipiano, sin dudas. Y también muy perequiano, si pensamos en el hecho de que Perec, en su momento, tomó un libro del escritor estadounidense Joe Brainard (I Remember, cuya versión en castellano editó Eterna Cadencia hace unos años, traducida por Ariel Dilon) y quiso detectar en ese libro una “forma fija”, la cual lo condujo a su Je me souviens. Lo interesante, en el caso de El viaje de invierno, es que la idea fue surgiendo paso a paso. Cuando Roubaud añadió su texto no lo hizo, tampoco, con el propósito de que fuera el “segundo capítulo” de una novela. De hecho, en un momento los dos textos salieron publicados en formato de libro, en Francia, porque nadie sospechaba que iban a sumarse más textos. Solo más tarde Hervé Le Tellier (que ahora, décadas después, es el nuevo presidente de Oulipo y que hace unos meses ganó el premio Goncourt con su novela La anomalía) apareció con su "Viaje de Hiltler” y abrió las puertas a una posible novela. A lo terminó siendo una hipernovela colectiva sin ningún plan inicial, con mucho de improvisación y de construcción pública.

Aquí se cuenta la historia del un libro imposible, uno que "contenía los gérmenes explícitos de todos los grandes inventos de la poesía francesa de fines de siglo", una especie de fuente invisible de la que toda la poesía francesa habría plagiado. De algún modo es una historia muy borgeana, ¿no? ¿Cómo pensás, como lector, este laberinto que brota del breve texto de Perec, qué efecto te produjo la lectura del texto?

Yo también creo que esta historia es muy borgeana. Desde que la leí por primera vez me hizo pensar en “Kafka y sus precursores”, un texto que, a su vez, me resulta imposible no vincular con una noción que acuñó Le Lionnais, el otro fundador del grupo: la de los “plagiarios por anticipación”. Con esto, Le Lionnais se refiere a los autores que hicieron cosas próximas a Oulipo (Alphonse Allais con sus “poemas holórrimos”, por citar un ejemplo) años o décadas o siglos antes de que existiera el taller. Y que ahora, retrospectivamente, puede ser vistos como precursores de Oulipo.

Desde la pieza de Perec en adelante se pone en estado de pregunta el problema de la autoría, el tema del plagio. Siendo este un libro coral, un hilo del que tiran varios autores a la vez, esa apuesta queda duplicada, de algún modo sella la condición fractal del libro, ¿no? ¿Cómo pensás el tema de la autoría en este sentido, qué ideas te dispara?

La autoría y la “originalidad” son dos temas centrales, sin dudas. Y hay muchas reflexiones que podrían hacerse al respecto, tratándose de una novela coral donde cada nueva intervención viene a reformular las afirmaciones de los narradores anteriores e incluso, por momento, a polemizar abiertamente con estas “autoridades”. Pero el asunto es aun más complicado, me parece. Porque, aunque el libro aparece firmado por “Georges Perec y Oulipo”, hay capítulos escritos por personas (personajes, mejor dicho) que no pertenecen a Oulipo y que son seudónimos, disfraces o “duplicaciones” de algunos miembros verdaderos. Los lectores más atentos e informados lograrán deducir qué oulipiano se esconde detrás del alias de Mijail Gorliuk o del alias de Reine Haugure. La novela, además, ofrece ciertas pistas al respecto…

A la vez, la traducción es otra puesta en pregunta sobre la autoría. El viaje de invierno y sus continuaciones es una obra colaborativa entre varios miembros de Oulipo, ¿cómo se aborda un texto así al momento de traducir, con tantas plumas diferentes? ¿Cómo se traduce un mismo libro escrito por varios escritores distintos?

El riesgo de un libro de autoría colectiva, cuando lo traduce una sola persona, es que la diversidad de registros tienda a homogeneizarse. En la traducción al turco, que acaba de publicarse, los editores tomaron un camino muy diferente: invitaron a muchos traductores. Yo traté de que no ocurriera una gran homogeneización... y me parece que, al respecto, conté con una ventaja frente a otros hipotéticos traductores de este mismo libro: conozco o conocí personalmente a casi todos los autores, de modo que al leer sus textos (al traducir sus textos) oía a las claras sus voces. Imaginármelos leyendo en voz alta fue una ayuda adicional para no perder de vista la cadencia, el estilo, la singularidad de cada uno de ellos.

 

 

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