El producto fue agregado correctamente
Blog > Taller literario > El arte de la imperfección
Taller literario

El arte de la imperfección

Prueba y error

Los desaciertos de Leonardo Da Vinci fueron una parte fundamental en su espíritu de invención, experimentación e innovación: aquí, un extracto de Todo lo que necesitás saber sobre Leonardo Da Vinci en el Siglo XXI (Planeta), un libro que nos deja algunas pistas para cualquier proceso creativo.

Por Mercedes Ezquiaga y Hector Pavón. Fuente imagen: New Yorker

 

El error se ha convertido en los últimos años en una acción revalorizada y también en lema de festivales de cultura digital en el mundo, estandarte de colectivos de artistas y hasta tema central de exposiciones de artes visuales. La importancia de equivocarse es actualmente celebrada como camino hacia el avance, en el alcance de logros, y como inevitable fuente de innovación para nuevas creaciones.

Basta pensar en la historia del navegante Cristóbal Colón, quien nació tan solo un año después que Da Vinci y que en su intento de llegar a la India se topó con tierras americanas.

La serendipia, como metamorfosis del error, es un término que se refiere a un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual, un accidente inesperado, que lleva a un descubrimiento que no estábamos buscando. La palabra (en inglés, serendipity) se vincula a una antigua leyenda del Lejano Oriente sobre tres príncipes de Serendip, que en una recorrida por el mundo van realizando hallazgos inesperados. La historia es, en definitiva, otra forma del error.

“El error constituye la condición previa para poder concebir e implementar otras soluciones y nuevos enfoques. Y precisamente esto es lo fascinante de tratar el tema de los errores. Después de todo, un error no es un error, sino una desviación de nuestras expectativas. El error es la decepción, pero también es el margen de maniobra que surge cuando nos permitimos desviarnos de la norma, cuando nos permitimos cuestionarnos”, explicaba el artista e ingeniero alemán Gerfried Stocker, director del festival Ars Electrónica, en una entrevista realizada para la web del evento que se celebra cada año en la ciudad austríaca de Linz y que en su edición 2018 embanderó el lema “El error, el arte de la imperfección”.

Otro ejemplo: con la intención de reivindicar el error como filosofía de vida, nació en 2005 en Argentina el Movimiento Internacional Errorista, un colectivo de artistas que antes integraron el grupo Etcétera.

“Existen áreas, como el estudio del vuelo humano, en las que Leonardo es profundamente consciente de un estado de error permanente, de la falta de conocimiento y de la necesidad de perfeccionamiento en la investigación. Toda su vida sueña, sin éxito, con resolver los errores que no le permiten volar”, asegura el italiano Edoardo Zanon, curador del Museo Leonardo, un centro de investigación y de exposiciones dedicadas a Da Vinci, con sede en

Milán.

Para el curador, Leonardo fue un gran partidario de la experiencia y, por ende, de vivir el error como una parte integral de su propio proceso de diseño. Es famosa su declaración en el Tratado de la pintura donde elogia la experiencia como madre de toda certidumbre.

Dice Zanon:

La práctica de hacer, de probar, se traduce inevitablemente en un diálogo entre diseño y construcción. A menudo, en muchos de sus escritos y anotaciones, cerca de un dibujo, es evidente el deseo de construir o verificar con la experiencia una solución técnica particular. En este método, no muy diferente del utilizado en el diseño moderno, la comprensión y resolución del error se convierte en una práctica inevitable. Hoy en día, la tecnología digital (modelos 3¯ y simulaciones) ha cambiado profundamente las formas en que se resuelven los errores, pero el camino se ha mantenido sustancialmente igual.

Para algunos especialistas, Leonardo no alcanzó a concretar muchos de sus inventos por la falta de matemática adecuada, tanto en lo referente a ecuaciones como al álgebra. El diseño del tanque de guerra original tiene un defecto comprobado por expertos de la ×× cuando lo reconstruyeron sobre la base de sus manuscritos. Debieron invertir uno de los cigüeñales para que la máquina pudiera funcionar. Algunos especulan que fue un error intencional de Leonardo, quien siempre se declaró como un profundo pacifista, por lo que habría introducido el error adrede. Para otros, simplemente Leonardo no notó esta equivocación porque la invención nunca pasó más allá de sus anotaciones, es decir, porque nunca la construyó.

Además, como ya comentamos, por ser hijo ilegítimo y no poder realizar estudios formales, al igual que sus numerosos mediohermanos, fue un autodidacta que aprendió en su casa. Otra cosa que ya dijimos, y vale la pena recordar, es que tampoco tenía grandes conocimientos de latín, lengua clave en aquel entonces para poder leer y acercarse a los más importantes libros y pensadores de la época. Apegado a volcar en sus anotaciones y cuadernos cada investigación que emprendía o idea que cruzaba por su mente, cuando diseccionaba animales, desconocía ciertas palabras de partes del cuerpo que aún no se habían nomenclado. Entonces, en su intención por describir lo aún no descubierto, terminaba componiendo frases de gran lirismo, como poesías.

Los historiadores José Emilio Burucúa y Nicolás Kwiatkowski realizaron la traducción al español de gran parte de los textos de Leonardo, reunidos en dos volúmenes titulados Cuadernos de arte, literatura y ciencia de Leonardo da Vinci. Al respecto, en una entrevista se refirieron a la particular descripción anatómica que hace de las partes del ojo: “El concepto de cristalino no existía, tampoco el de retina. Entonces fue muy interesante ver cómo él iba nombrando cada una de las partes del órgano”. Para Burucúa, algunas descripciones suenan “extremadamente poéticas”. Luego agrega: “Pero es la manera que Leonardo tiene de adaptar el lenguaje a eso que él quiere describir con precisión. Entonces salen estas maravillas”.

-

En 1477, cuando Leonardo abandona el taller de Andrea del Verrocchio y decide establecer el suyo, fue “un desastre comercial”. En palabras de Walter Isaacson: “Durante los cinco años siguientes, antes de su marcha a Milán, solo tenemos constancia de que recibiera tres encargos, uno de los cuales ni siquiera empezó, mientras que los otros los dejó sin terminar”.

-

El paso del tiempo, además, se ha encargado de propagar errores vinculados a las creaciones de Leonardo, replicados a su vez en libros y páginas web. Es decir, ya no errores del propio artista, sino de sus seguidores e investigadores que le han otorgado creaciones que no eran suyas. El carro blindado, el carro con guadañas, el paracaídas, las bombas y las catapultas fueron todas armas e inventos medievales que Da Vinci estudió y volvió a copiar en sus propios cuadernos, pero él no fue el autor, como anunciaron. Uno de los errores más comunes y más difundido con respecto a Leonardo es que inventó la bicicleta. “En el caso de la bicicleta nos enfrentamos a una mentira histórica”, dispara el curador Edoardo Zanon. Los supuestos dibujos al respecto aparecen en el Códice Atlántico y pueden haber sido introducidos por un bromista que en algún momento tuvo ese material en sus manos. El dibujo presenta un rasgo y una técnica ajenos a Leonardo, por lo que es claramente una falsificación, pero aún se desconoce quién es el responsable de este gran malentendido, ya que, luego de su muerte, sus documentos pasaron por distintas manos.

¿Por qué prosperó durante tanto tiempo esta falsa creencia? Ocurre que desde un punto de vista técnico, el proyecto de bicicletas presenta soluciones que posiblemente Leonardo podría

conocer, como las juntas, las cadenas y las ruedas, que son todas maquinarias conocidas en esa época. “Pero unirlas en un proyecto tan similar a la bicicleta moderna realmente parece ser un riesgo histórico”, asegura Zanon. El ajuste de la transmisión, de los pedales y de la cadena es contemporáneo. De hecho, el draisine (1800), primer antepasado de la bicicleta, presenta soluciones técnicas todavía muy lejanas; no estaba equipado con pedales y era mucho más rudimentario. Con todo esto, la bicicleta para Leonardo habría sido un objeto extraño y fuera de tiempo.

--

La última cena fue pintada por Leonardo en el refectorio de los padres dominicos de Santa Maria delle Grazie, en Milán. El mural de gran teatralidad no solo fue pintado en una pared que se encontraba en muy malas condiciones, sino que además Leonardo cometió un gran error en la elección de la técnica pictórica: mezcló pintura al temple (los pigmentos se diluyen con agua y yema de huevo) con pintura al óleo (los colores se mezclan con aceite de nuez o de linaza), combinadas sobre una pared que sufría de humedad. Apenas terminada,  la obra causó gran impacto, pero pronto comenzó a deteriorarse, los colores perdieron su fuerza y la pared comenzó a escamarse. Fue objeto de numerosas restauraciones en los últimos siglos. La técnica experimental de Da Vinci había sido un fracaso.

 

Artículos relacionados

Lunes 28 de enero de 2019
El decálogo para escribir de Jonathan Franzen

El autor de Las correcciones participó en una encuesta de The Guardian en la que dejó sus diez consejos para escribir.

Consejos y reglas

Martes 25 de julio de 2017
Los libros que leía Frida Kahlo

Sor Juana Inés de la Cruz, Fiódor Dostoievsky, Henry Miller, Oscar Wilde, Henry James, Edgar Allan Poe y Walt Whitman, entre otros, ocupaban los anaqueles de la artista mexicana. Un recorrido por la Casa Azul y una lista de lectura posible.

La biblioteca de la artista mexicana

Viernes 08 de enero de 2016
El taller literario de Poe

Los consejos para escribir que Poe dejó como pistas en sus obras. Un taller literario imprescindible en 7000 caracteres.

Lunes 01 de mayo de 2023
El arte del cuento según Flannery O'Connor

"Ustedes deberían ser capaces de descubrir algo en los cuentos que escriban. Porque si ustedes no lo son, probablemente, nadie lo será": una de las conferencias de Flannery O'Connor, traducida por Leopoldo Brizuela.  

Literatura estadounidense

Martes 13 de junio de 2017
Cuatro consignas de escritura

"En el fondo cualquier escritor piensa a través de consignas, incluso de las más tontas", dice el autor de La maestra rural, quien imparte talleres desde hace más de trece años. "Cada texto contiene una consigna implícita, un modo de abordarse que es propio de cada escritor".

Un edificio en llamas

Jueves 06 de julio de 2017
Cuentos de reglamento simple

"El cuento es un ejercicio de manipulación. El texto debe tener la suficiente cantidad de anzuelitos para mantenerte mirando". ¿Cómo escribir así? Aquí, algunos consejos del escritor Gustavo Nielsen, autor de libros como Playa quemada, El amor enfermo y La otra playa, Premio Clarín Alfaguara 2010.

Por Gustavo Nielsen

×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar