El producto fue agregado correctamente
Blog > Editorial > Un extrañamiento en la prosa
Editorial

Un extrañamiento en la prosa

Por Santiago Kalinowski

El texto punteado con que el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski presentó Vikinga Bonsái, la novela de Ana Ojeda publicada por Eterna Cadencia Editora, junto a Claudia Piñeiro.

Por Santiago Kalinowski.

 

 

Algunos rasgos formales salientes del texto:

  • Uso sistemático de la frase nominal –desconcierto ante la artista, insospechada marioneta de oficina–, afín a los titulares periodísticos antiguos o a las placas rojas de Crónica TV. Borramiento de puntuación o de los artículos: tienen vecino tocando a la puerta informando reglamento y votaciones (66). Uso de neología: en seguidísimamente (75), blatodeo (69), curiosidad sacia (79), de cachureo (132), subitáneo (134). Personificaciones: calor amanece temprano (70). El hipérbaton/ anacoluto: raleadas se sienten se ven las que quedan (70), ríen aúllan (67), desde la muy altura (125). Los nombres de los personajes: Furia, Talmente, Vikinga. Aliteraciones: soledad soleada, brisa bastantemente agobia (70), amainan ansias (130). Code switching: kaputt gemacht, sottovoce (69), real time, vacui (87), in medias res (111), ad mulierem (115). Memes: incomplicada (86), incomprenden (128). Portmanteau:  obedecir (101),  operetrucha (107). Hashtags. Léxico marcado dialectalmente: tina (112). Cultismo popular: domeñarlo (132). Registro lírico: como Héctor por Aquiles maltratadas (134)– a lo Ercilla–. Marcas comerciales: Exquisita (135).
  • Existe un extrañamiento en la prosa que establece una poeticidad barroca de signo novedoso. Se vuelve posible la siguiente comparación:

En leve centella cruza la pelota
con tales arrojos de triunfo y de azar,
que más de un sensible corazón rebota,
y en la red se queda prendido al pasar.


→ o sea, «Jugando al tenis, sacaron y quedó en la red» (ejemplo usado por Beatriz Sarlo)


Leopoldo Lugones. En Romancero. Espasa-Calpe, Madrid (1941; 6ta. Edición, 1969)


Libera de gélida contención potes de queso blanco (105)

→ o sea, «Sacó el Casancrem de la heladera» 

  • Omnipresencia del inclusivo: atraviesa a narrador y personajes por igual. Una estabilidad absoluta sería mucho menos excitante/inquietante que su inestabilidad. La novela construye un nuevo grado cero de la lengua en el inclusivo, pero introduce la inestabilidad, casi como un indicio diseñado para pasar desapercibido, que lo defrauda y lo contradice: chiques sucis (en lugar de “sucies”) inmundes, fundides… (121), no encontraron a nadie decedide (en lugar de “decidide”) ni aquejade… (121)

Una prosa de la contigüidad:

  • Prosa compuesta de fragmentos de géneros, retóricas, discursos dispuestos en contigüidad. El titular periodístico, el estilo burocrático: por la presente, favor de apersonarse a la brevedad mayor posible para cumplimentar, en materia de decesos (69), en calidad de adlátere (111), decúbito dorsal (117). Registro coloquial oral: primeras o segundas persona en la voz de la narración, vocativos (91). Registro coloquial escrito: twitter. Una nota del colegio: Instituto Liverpool comunica que... (91). Se elude permanentemente un centro de la lengua, de mayor neutralidad. 
  • El hashtag, recurso decididamente popular, coloquial, humorístico, propicia a veces la exposición de un saber prestigioso y elitista. Nueva contigüidad: #vivaLacan (117), #reBauman (113). O, más que contigüidad, el hashtag usado de este modo es un solapamiento. 
  • Suele buscarse la cercanía entre léxico excesivamente formal/culto y el coloquial/vulgar cuya lógica parece ser la de eludir un centro léxico, que suele ocupar el espacio de las expectativas lectoras, que resultan sistemáticamente defraudadas: pesquisa y luego celu, vástago y luego manito (51), esperpéntico y luego descuajeringue (114). Contigüidad en un mismo sintagma: lamentatio vocinglera (100). Palabra casi imprensiblemente culta, cerca de un hashtag con la palabra puto, ta escrita en inclusivo: nefando y #pute (115). Etc.

 

Arte poética:

  • Tras esta pregunta:

    Llega tras gran esfuerzo lingüístico-psicológico, evidente en la cantidad de anacolutaje que pone en movimiento: ¿pero sos trans o más bien te autopercibís como travesti o… qué? (p. 94)


Aparece:

Se obliga a una respuesta: ni. Ni hombre ni mujer, no es nada o es todo, está al margen y en el centro. 

Una suerte de prosa “no binaria”, una prosa “ni”.

  • No lo había pensado así, o lo pensé así a raíz de la novela, pero la sexualidad no binaria propone contigüidades que erosionan las categorías y abren un espacio que amalgama lo mismo y lo otro de un modo que elude enfáticamente la creación de un género (en este caso, tanto sexual como literario). Un género con rasgos reconocibles o estables que se convertiría, inevitablemente, en un nuevo encorsetamiento. Este espacio de lo no binario deja la sola huella de la pregunta “o qué?”. Esa es la incertidumbre que la novela reclama para sí misma como espacio privilegiado. Los elementos que conforman la contigüidad no binaria no están preestablecidos, no provienen de un repertorio fijo o predecible. Por lo tanto, dan como resultado combinaciones siempre nuevas, siempre inéditas e inauditas.
  • En este sentido, puede decirse que el uso del lenguaje inclusivo en la novela es un gesto profunda y fundamentalmente literario, que concuerda en todo con la factura formal del texto. Es una inscripción que explicita, resalta y actualiza constantemente ese proyecto formal. 

 

Estética de la recepción:

  • Aparece en la descripción de la reacción de un personaje ante la respuesta “ni”:

    Pia Eva Angélica se retira al baño en mutis, objetora de conciencia, le revienta lo que considera la “mala voluntad” de su hermane, su permanente dar la nota, extravagante, negarse a ser una “persona normal”.
    (94) 

Tranquilamente, estas mismas cosas son las que yo lector (Pio Evo Evangélico del orden católico, apostólico, romano, lingüístico y literario) le reprocharía a la novela.

La novela me responde sin demora: –No todes podemos ser aburridísimes como Pia, ¿no? (95)

 

Algunos correlatos:

  • Es una novela donde lo formal termina convertido en protagonista casi excluyente. El desenvolvimiento narrativo de los personajes queda relegado/cifrado tras estos procedimientos y sus acciones y conflictos se vislumbran entre retazos superpuestos de materiales diversos. Esa fragmentación, por otro lado, replica una experiencia con la lengua, situada en la más rigurosa contemporaneidad urbana de Buenos Aires. Ahí aparece un correlato objetivo central, no pronunciaremos la palabra con “R”, a que aspira una prosa de estas características.
  • El equilibrio precario de las vidas de los personajes, que la novela captura con maestría, resuena fuertemente en el lector contemporáneo y conterráneo, y le permite sólidas identificaciones. Un equilibrio que finalmente sucumbe, en una suerte de danza orgiástica con guerra de comida de proporciones épicas (con mención a la batalla de lepanto incluida –Orlanda Furia expecta batalla, Lepanto en los brazos (138)–). Gregoria, Talmente y Dragona “se sacan”, como famosamente lo había hecho Orlando (de ahí su epíteto, furioso). Pese al antirrealismo de la novela, esta tensión en torno del sustento físico más elemental, sustentado a su vez narrativamente a través de toda la novela, se siente como una descripción asombrosamente adecuada de muchas vidas que están fuera de la novela.
  • Epílogo: la neolengua como promesa siempre incumplida de lograr asir una experiencia o una realidad. Esfuerzo inútil que, sin embargo, ofrece el fruto de una experiencia y una realidad otras, con la lengua y con las formas literarias.

 

Artículos relacionados

Lunes 28 de diciembre de 2015
Oscura plegaria
Ariana Harwicz sorprende con cada novela que publica. En Precoz trabaja una zona del lenguaje que puede relacionarse con Zelarayán, Néstor Sánchez, Aurora Venturini, entre otros.
Miércoles 10 de mayo de 2017
La salud de Cheever

"Escribir es fugarse, pero en un sentido estrictamente carcelario: crear con el lenguaje la salida del lenguaje. Esto parece decirnos la extraordinaria novela Falconer (1977): tal es el nombre de la cárcel que inventó John Cheever para escapar de sus fantasmas". Una lectura de Matías Moscardi.

Sobre Falconer, la novela que lo catapultó a los lectores

Martes 29 de marzo de 2016
Cómo se llama tu libro
Se entregó el premio al libro con el título más raro del año.
Mundo bizarro
Lunes 29 de enero de 2024
Amanecer, anochecer: así escribe Edwidge Danticat

"La psiquis de su hija es tan débil que se agita por cualquier cosa. ¿No se da cuenta de que la vida que tiene es un accidente del azar?": releemos un fragmento de Todo lo que hay dentro, de la escritora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat (Editorial Fiordo).


Martes 22 de marzo de 2016
Pies para qué los quiero...
Paula Bombara, Sandra Contreras y Mario Méndez participaron de un panel moderado por Larisa Chausovsky en el que abordaron las preguntas sobre por qué leer, para qué leer, cómo leer.
Segundo encuentro en la librería
Lunes 21 de marzo de 2016
Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario o no

La novela El paraíso opuesto, de Antal Szerb (La Bestia Equilátera, traducción de Laura Wittner), es una historia alegórica que advierte: «El deber no es un lecho de rosas».

Entre la alegoría y la sátira política
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar