_{Por Valeria Tentoni.}

A partir de mañana y hasta el 11 de junio, la Feria de Editores tendrá su sexta edición en Buenos Aires, recibiendo a unas 140 editoriales de Sudamérica y España que se distribuirán en los 900 metros cuadrados del lugar (Santos Dumont 4040), con entrada libre y gratuita.

Priorizando el ida y vuelta entre los lectores y los editores que participan, además de los stands, la muestra del fotógrafo Daniel Merle y las charlas con autores, este año la Feria se afirma como un punto de encuentro no solo para los sellos de todo el país (vienen 24 editoriales de ocho provincias), sino también a nivel internacional. Un total de 25 editoriales vienen de Uruguay, Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador y España.

Es indudable que son distintas las realidades para los libros en cada uno de esos lugares, pero la pregunta no se responde con eso solo: ¿por qué vienen hasta Buenos Aires, por qué cargan los libros hasta esta ciudad del sur?

Desde Brasil, por ejemplo, llegará la editorial Lote 42, que apuesta por autores contemporáneos y un gran despliegue gráfico. “Estamos con muy buenas expectativas. Venimos acompañando de lejos el crecimiento de la Feria de Editores y estábamos con muchas ganas de participar en esta edición”, dice, en su nombre, Cecilia Arbolave. La editora siente que, si bien todavía la barrera idiomática entre Brasil y Argentina se impone, “participar en la Feria va a ser una posibilidad de presentar una buena selección de autores contemporáneos brasileños y mostrar cómo el portugués no es un idioma tan lejano y complicado”.

“En Brasil hay una escena muy fuerte de editoriales independientes, en varias regiones del país. Casi todas las capitales tienen una feria de gran relevancia. La principal característica de la producción en Brasil es que demuestra una mezcla muy fuerte entre literatura y arte gráfico. Hay un número enorme de editores, artistas y diseñadores que están probando cosas nuevas en relación al libro como objeto. Son publicaciones con texturas, encuadernaciones, papeles y formatos muy diferentes”, informa Arbolave. ¿Qué encuentra como diferencial en la oferta argentina? “Veo que cada vez más son las editoriales pequeñas las que sorprenden con sus ediciones y sus apuestas. Esa osadía es importantísima para abrir un espacio a libros y autores que tal vez no serían publicados de otra forma. Por otro lado, también veo que autores que publican por editoriales grandes deciden publicar libros también por editoriales chicas. Y eso acá en Brasil no es tan frecuente”, explica.

Desde Chile, país con el que Argentina tiene un fluido tráfico de autores y libros, vendrán nueve sellos, entre los que se cuentan Hueders, Nadar, La Pollera Ediciones, Librosdementira o Cuneta. No es casual: muchas novedades en poesía y narrativa tienen doble versión, una a cada lado de la cordillera, y también hay ediciones conjuntas. Uno de los editores que más apuestas hace en alianza es Guido Arroyo, de Alquimia: “Creo que la industria independiente argentina continúa consolidándose como el polo editorial más atractivo a nivel iberoamericano. Esto se debe a la variedad de traducciones que publican y también a los detalles y riesgos que asumen los sellos, que al ser tantos pugnan por diferenciarse. Sin embargo, las condicionantes económicas del macrismo, que intervino las políticas desarrollistas y generó una inflación casi inhabitable, resintieron la producción del libro. Esperemos, claro está, que eso cambie”, dice.

Y conoce el paño: desde hace más de una década cruza, llevando y trayendo libros. Esta será la segunda vez que asista a la Feria de Editores: “Lo que más se disfruta es la sinergia que se genera con los asistentes. Una cosa es vender un libro pero otra muy diferente es charlar quince minutos con el comprador y que a la vez opine sobre tu catálogo. Eso pasa muy poco, al menos en Chile solo en la Furia del Libro”.

También chilena, Overol visitará por primera vez Buenos Aires de la mano de sus directores y editores, Daniela Escobar y Andrés Florit, que integran un equipo que se completa con Mario Verdugo. Entre sus últimas novedades está el libro de cuentos de la argentina Carolina Rack, Las fórmulas, segunda autora argentina que publican luego de Cecilia Pavón, a quien le editaron Pequeño recuento sobre mis faltas, que luego reeditaría acá Iván Rosado. “Nos interesa intervenir el presente, no acomodarnos a él. Compartir lecturas que a nosotros nos han parecido enriquecedoras, aunque no hayan sido reconocidas por ninguna ‘autoridad’”, definen. “Buscamos registros frescos, no canonizados por la academia o por el mercado, y a lo que está canonizado, o en vías de canonización, le buscamos un costado poco explorado: textos raros, inéditos, corregidos”. Con cargamento de ese orden desembarcarán este fin de semana.

Florit también es poeta y Escobar es quien está a cargo del diseño -exquisito- de los libros: “Valoramos mucho el trabajo editorial y literario que se está haciendo allá; de hecho, hay momentos en que creemos que nuestros libros podrían ser mejor recibidos en Argentina que en Chile. Pero eso es porque uno se ahoga en su propio país. El panorama en Chile es rico y precario. Hay cada vez más editoriales autogestionadas y más interés por lo que estas editoriales ponen en circulación, pero, como también debe ocurrir allá, cuesta un mundo poder funcionar profesionalmente. Nos hemos sentido bien acogidos y creemos que van mejorando los estándares de calidad en cuanto a lo que se publica y cómo se publica. Ya no hay tanta autocompasión basada en el supuesto heroísmo de dedicarse a esto. A nosotros nos cuesta pero también es como vivir una fantasía, algo increíble. Y lo hacemos con mucho amor”.

Germán Gacio, del sello La caída, es uno de los catorce editores que visitarán Buenos Aires desde Ecuador, país que ocupará todo un stand, el 110. La experiencia en la Feria del Libro como antecedente le resultó ya muy interesante, pero ahora las expectativas suben: “El público que visita esta feria venidera es más receptivo a lo nuevo”. Los mercados editoriales de ambos países, dicen son completamente distintos. “El de Ecuador es un mercado donde hay que potenciar mucho al público lector, en todas las áreas, y mucho más para este tipo de edición contemporánea”, dice. Y agrega un balance económico: “Para un mercado tan inflacionario como el argentino, nuestros libros son la mitad de baratos; en ese sentido tenemos una ventaja comparativa”.

En tanto de Venezuela va a participar Libros de Fuego, fundada el 2013 en Caracas: Juan Merceron Marcano, su diseñador, es ganador del último Premio Latinoamericano al Diseño Editorial y también tiene expectativas altas: “Seremos la única editorial independiente de mi país participando en la Feria de Editores, lo que representa una oportunidad para que los lectores argentinos conozcan una parte de lo que está pasando en la literatura venezolana. Somos un proyecto que entra a un mercado editorial nuevo, el argentino, donde el editor independiente tiene peso en lo que se hace aunque su tiraje sea grande o pequeño. Eso se parece un poco al mercado editorial venezolano, un mercado pequeño donde las fronteras entre los independientes y las pocas transnacionales que quedan no existen, ya que cohabitamos entre la duda de lo que pasará y el consejo de lo que puede hacerse. Allá somos pocos y debemos ayudarnos. En Argentina son más y parecen mantener esa tradición de colaboradores, sabiendo que es el camino más sensato para crecer”.

Terreno fértil para los intercambios y las asociaciones, la Feria de Editores es también un espacio de sabiduría cooperativa. Al centenar de sellos locales se le sumarán entonces estos invitados especiales: el lector tiene asegurada una muy suculenta bandeja de opciones.

Comienza mañana y termina el domingo, de 15 a 20. El cierre será una entrevista abierta al escritor Luis Gusmán por Eduardo Grüner acerca del recorrido de su obra, la literatura y el mundo de los libros.