El producto fue agregado correctamente
Blog > Ensayos > La escritura, un objeto de historia contemporánea
Ensayos

La escritura, un objeto de historia contemporánea

Por Philippe Artières

Un adelanto de La experiencia escrita. Estudios sobre la cultura escrita contemporánea (1871-1981), publicado por Ampersand.

Por Philippe Artières.

 

 

Para emprender una historia de la escritura, la cuestión de la descripción es tan importante como central. Jean-François Champollion ofrece un ejemplo formidable de ello cuando resuelve el enigma de la piedra de Rosetta entre 1810 y 1820 según una regla que enuncia de la siguiente manera: “El cuidado que tuve en no hacer nada, sino comprobar todo con múltiples hechos que hablan por sí mismos, observarlos con atención y compararlos con minuciosidad, ese cuidado, digo, dará cierto peso a mis deducciones y a las ideas que me quedan por presentar”. El joven científico hace de ese método de descripción la base de su saber; de ese modo, durante su viaje a Egipto en 1828, se dedica a describir numerosas inscripciones en las tumbas, en especial la de Menofres, y observa, entre otros miles de detalles, “una serie de diversas especies de cabras y gacelas, realizadas con cuidada precisión, y cada una con su nombre en caracteres jeroglíficos bien conservados”. En Champollion, esa ciencia de la descripción no se limita a las piedras grabadas, sino que, en su diario de viaje por Egipto, hará una de las primeras descripciones de los tatuajes de las mujeres:

Mientras caminaba por las calles de la ciudad, hacía bocetos de la forma de los adornos que las mujeres se hacen en el mentón y en los brazos [siguen los bocetos]. Esos tatuajes, en general, son de color azul. Se realizan a través de instrumentos compuestos por tres o cuatro agujas reunidas por uno de los hilos. Se perfora la piel hasta hacerla sangrar y se inscriben así las formas del ornamento en cuestión. Las agujas se impregnan en tinta o en polvo de carbón diluido. Una mujer egipcia puede hacerse decorar el mentón por la módica suma de cinco paras. Las mujeres ejercen ese arte.

Tanto en la decodificación de las escrituras como en la observación de las formas de inscripción, la producción del saber pasa por observar y describir. Los escritos solo existen desde el momento en que se los puede describir con suficiente precisión, desde que los trazos que los componen se vuelven signos identificables y distintos para la mirada del descriptor.

Desde el estudio de las escrituras de la Antigüedad griega hasta el de las escrituras contemporáneas ocurre siempre lo mismo. En efecto, el descubrimiento de los tags se establece a inicios de los años setenta en el metro de Nueva York a partir de la publicación de un artículo acompañado por una foto en el New York Times, el 21 de julio de 1971, acerca de la inscripción “Taki 183”, sobrenombre de un joven que vivía en la calle 183 de Manhattan. Aunque se sabe que esa práctica existía antes, lo que la hace existir es esa mirada y la descripción de ese minúsculo acto de escritura. De allí surgió toda una serie de investigaciones, como la plasmada en Subway Art (1984), obra ilustrada con innumerables fotografías tomadas tanto por los investigadores como por los autores de las inscripciones.

Mucho antes de que esos observadores del mundo contemporáneo, a los que se sumaron luego etnólogos que investigaban en terrenos europeos, ciertos historiadores se dedicaron a describir con la mayor precisión posible los objetos escritos: no se contentaron con calcar la inscripción o, más tarde, con fotografiarla, sino que la midieron, observaron su posición con respecto a otros escritos, su situación, la manera en la que el sol la hacía más o menos visible según la hora del día, y también se preguntaron por la profundidad de la talla, por el ancho de las letras, etcétera. Por ejemplo, los trabajos de los especialistas en la Antigüedad, en especial los de Mireille Corbier (2006) en Roma, proponen una descripción muy completa de escritos expuestos en el espacio urbano, desde inscripciones ceremoniales hasta las de las tumbas, desde las más domésticas hasta las más sagradas. […]

En los diferentes estudios aquí reunidos, el enfoque, aunque ampliamente alimentado por esos trabajos, es otro. Nuestro proyecto no es elaborar una tipología, ni siquiera un cuadro de los objetos o de las prácticas. En cambio, a través del análisis de los dispositivos sociales en los cuales están insertos, estudiamos “momentos de escritura”; entendemos por momentos de escritura una secuencia temporal durante la cual se articulan objetos y prácticas. La mirada no se limita al escenario, ni siquiera a la cadena de la escritura, sino que integra una dimensión de la memoria y a veces también de la arqueología.

En tanto nuestro método se sitúa en la historia contemporánea, las fuentes se utilizaron para describir la manera en la que se consignaron esos momentos, pero también para detallar los términos que utilizaron los propios actores para “escribir lo escrito”. Aquí, las investigaciones desarrolladas por los sociólogos del trabajo, en especial las que surgieron en torno a la revista Langage et société, son invaluables (Bidet, Borzeix, Pillon, Rot y Vatin, 2006). Describir un “momento de escritura” consiste a la vez en emprender el estudio de diversas prácticas de escritura articuladas unas con otras; en observar cómo esas prácticas se inscriben con respecto a usos pasados conocidos por los actores; y en qué términos esos escritos son descriptos por otros actores, a su vez productores de escritos.

Por supuesto, habrá quienes objeten que tal descripción es casi infinita. Creo que la posición tomada de investigar a partir de expedientes es una primera forma de circunscribir los objetos; por otra parte, recurrir a lo que podríamos designar en suma como una etnografía retrospectiva permite variar la distancia focal y, en consecuencia, no describir la totalidad del momento “en primer plano”, en detalle, sino aislar claramente ciertas escenas y “montarlas” con otras, contemporáneas. Es decir que esas modalidades de descripción, a mi entender, permiten una historia discontinua de la escritura.

La presente recopilación invita a un recorrido desde el acto de la escritura hasta la conservación en archivos: comienza con el taller de escritura autobiográfica de un prisionero lionés a fines del siglo XIX y termina con la construcción de un monumento de archivos en la biblioteca de Troyes a cargo de un profesor de filosofía apasionado por el amor griego. En el camino, hay escalas sobre otros actos y objetos de escritura, las pinturas autobiográficas del príncipe de Joinville, las cartas anónimas, también la representación de la escritura en un cuadro de Degas y las señales luminosas en las novelas de Patrick Modiano.

Por lo tanto, los elementos que aquí se encuentran son muy diversos: viajamos desde la Francia de mediados del siglo XIX, a través de la Rusia zarista, hasta la Polonia de los años de la Solidarnosc, incluyendo un rodeo por la Francia de la posguerra. Esos artículos a veces son muy ajenos unos de otros: aquí la historia de la militancia, allá la historia de las ciencias criminológicas, más allá la historia del comercio. Investigar cada uno de estos puntos a menudo tan distantes fue, inevitablemente, difícil, pues fue necesario conocer su contexto, pero estoy convencido de que solo a ese precio es posible la presente historia; por lo tanto, esta debe ser colectiva –al menos en mi opinión–. [...]

 

Artículos relacionados

Miércoles 24 de julio de 2019
La sabiduría del gato

El texto de apertura de El tiempo sin edad (Adriana Hidalgo): "La edad acorrala a cada uno de nosotros entre una fecha de nacimiento de la que, al menos en Occidente, estamos seguros y un vencimiento que, por regla general, desearíamos diferir".

Por Marc Augé

Lunes 23 de agosto de 2021
La situación de la novela en la Argentina

“El problema de discutir las tradiciones de la narración en la Argentina plantea, al mismo tiempo, la discusión acerca de cómo la literatura nacional incorpora tradiciones extralocales”. Un fragmento de la primera clase de Las tres vanguardias (Eterna Cadencia Editora).

Por Ricardo Piglia

Martes 16 de febrero de 2016
Morir en el agua

La sumersión final: algunas ideas en maelstrom alrededor de Jeff Buckley, Flannery O'Connor, John Everett Millais, Edvard Munch, Héctor Viel Temperley, Alfonsina Storni y Virginia Woolf.

Martes 31 de mayo de 2016
De la fauna libresca

Uno de los ensayos de La liberación de la mosca (Excursiones) un libro escrito "al borde del mundo" por el mexicano Luigi Amara, también autor de libros como Sombras sueltas y La escuela del aburrimiento.

Luigi Amara
Lunes 06 de junio de 2016
Borges lector

"Un gran lector es quien logra transformar nuestra experiencia de los libros que ha leído y que nosotros leemos después de él. (...) Reorganiza y reestructura el canon literario", dice el ensayista y docente en Borges y los clásicos.

Carlos Gamerro
Martes 07 de junio de 2016
La ciudad vampira

La autora de La noche tiene mil ojos, quien acaba de publicar El arte del error, señala "un pequeño tesoro escondido en los suburbios de la literatura": Paul Féval y Ann Radcliffe, en las "fronteras de la falsa noche".

María Negroni
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar