Cioran, el de alma rara y terrible
Un mashup astringente
Lunes 09 de enero de 2017
"Más fácil es renunciar al pan que a las palabras. Desdichadamente, la palabra resbala hacia la palabrería": un paseo por algunos de los libros de filósofo francés de origen rumano, y sus ideas alrededor de la literatura.
"Hay también almas raras y terribles, que tienen propensión a la lucidez. Algún hada irónica o adversa dejó ese don negro en su cuna, y ellas despiertan al menor choque de la vida, al más pequeño indicio de fisura en la solidez estatuida... Se convertirán así en centinelas insomnes de fracasos que todo pretende hacer olvidar, en sarcásticos pregoneros de bancarrotas fundamentales. Tal es el caso de E. M. Cioran, visionario a fuerza de desengaño al que la pasión de ver despejadamente ha quemado los ojos: un alma alerta, fascinada por la desfascinación", escribe Fernando Savater en el prólogo a Adiós a la filosofía y otros textos, del escritor y filósofo rumano (1911-1995).
"Escribir libros no deja de tener alguna relación con el pecado original. Pues ¿qué es un libro sino una pérdida de inocencia, un acto de agresión, una repetición de nuestra caída?"
"Más fácil es renunciar al pan que a las palabras. Desdichadamente, la palabra resbala hacia la palabrería, hacia la literatura. Incluso el pensamiento tiende a ello, a expandirse, siempre listo a expandirse, a inflarse; detenerle por medio de la agudeza, reducirlo a aforismo o a donaire, es oponerse a su expansión, a su movimiento natural, a su ímpetu hacia la disolución, hacia la inflación".
"El escritor, tal es su función, dice siempre más de lo que tiene que decir: dilata su pensamiento y lo recubre de palabras. De una obra solo subsisten dos o tres momentos: relámpagos en un fárrago. ¿Le diré el fondo de mi pensamiento? Toda palabra es una palabra de más. Se trata, sin embargo, de escribir: pues escribamos..., engañémosnos los unos a los otros".
"Solo hay una cosa peor que el hastío: el miedo al hastío. Y tal miedo es el que experimento cada vez que abro una novela. No sé qué hacer con la vida del héroe, no me apego a ella, no creo en ella en manera alguna".
De Adiós a la filosofía y otros textos. Prólogo y edición de Fernando Savater. Alianza Editorial, 1980
"Publicar un libro implica el mismo género de contrariedades que una boda o un entierro".
"En cuanto un escritor se disfraza de filósofo, podemos estar seguros de que lo hace para disimular más de una carencia. La idea, un biombo que no esconde nada".
"Sobrevivir a un libro destructor es tan penoso para el lector como para el autor".
De Ese maldito yo, Tusquets, 1987.
"Escribir en una lengua extranjera es emanciparse, es liberarse del pasado propio".
"Mire, yo no soy filósofo. (...) No soy sino un Privat Denker -un pensador privado-, intento hablar de lo que he vivido, de mis experiencias personales, y he renunciado a hacer una obra".
"La ciencia es el escamoteo de la sabiduría en nombre del conocimiento del mundo".
"Soy casi incapaz de leer novelas. Naturalmente, he leído mucho a Proust, a Dostoyevski. Leí muchísimo en mi juventud. Era como una enfermedad, un escape. Me levantaba a las tres, las cuatro de la mañana, ¡y leía como un loco! Multitud de autores y muchos libros de filosofía, que ya no puedo leer: me parecen aburridos e inútiles".
De Conversaciones, Tusquets, 1996.