Por Valeria Tentoni.

Nació en vísperas del día de navidad en 1965, en Mar del Plata. Es compositora, cantante, actriz y escritora. Trabajó en cine y teatro dirigida por Albertina Carri, Martin Rejtman y Raúl de la Torre, entre otros. Grabó cuatro discos con la banda que lideró hasta 2001, Suárez: Hora de no ver, Horrible, Galope y Excursiones. Desde entonces, en su carrera musical como solista editó Cara, Estaciones, Misterio relámpago, Calendario y Privilegio. También escribe: su último libro, La música equivocada, salió por Mansalva. Presentarla como alguien que hace música sería injusto o, por lo menos, insuficiente si, por mi parte, no creyese que toda emisión creativa que funciona contiene una melodía (y no siempre oculta). Advertido eso, se la entrevista en esta sección pero, ya se ve, podría haberse hecho en varias.

Como lectora, Bléfari ha recomendado libros en televisión en Todavía es temprano y también en su blog. “Mis libros favoritos tienen que tener alguna de estas características: puede ser un valor afectivo o simbólico. Eso ocurre a causa de quien me lo regaló o recomendó, o por las circunstancias en que lo encontré, cuando son tan importantes como el texto y lo influyen casi resignificándolo, como si el texto, y a veces ese envase en particular, se volviera un mensaje personal. Puede ser un libro completamente nuevo, recién salido, y que de pronto me sorprende. Puede ser algo que leí mencionado en otro texto y que durante mucho tiempo tuve presente como si fuera la pieza que faltaba hasta que un día lo leo. Me gustan los libros encontrados y los buscados. Me gustan los ensayos que son como una ficción y las ficciones que parecen un ensayo, los poemas que parecen narraciones, las narraciones que parecen poemas. Me gustan los libros que pueden leerse cómodamente por su tipografía y diagramación, por la forma en que están encuadernados. Me gustan los libros que se pueden leer por cualquier lado, y los que se leen en un solo sentido, de un tirón. Algunos de mis libros favoritos nunca los termino de leer. Siempre queda algo, por haberlos leído de a partes, en cualquier orden. Entonces siempre están conmigo. Me gustan los libros raros, las ediciones agotadas y también cosas muy populares que ya no importa que edición es, lo importante es el texto que llevan”.

“Voy al viento”, canta antes de avanzar en la voz: “Si no durmiera no podría ni soñar con lo que de otra forma nunca encontraría”. Los libros que lee Rosario se meten en sus canciones de muchas maneras: “A veces hasta literalmente; un pedacito, una cita, a veces las ideas que encontré o corroboré en algún texto pero trastocadas, distorsionadas o escritas con mis propias palabras. A veces una lectura me sugiere un clima, no una idea. Un estado emocional. Y la letra después no tiene nada que ver con la lectura pero fue una consecuencia de ese estado”.

Bléfari coordina, justamente, un taller en el que se entrena cómo hacer letras de canciones. “La letra en la canción tiene que tener poder de evocación, es decir, apenas oída una frase es bueno que instantáneamente suscite algo. Un entendimiento no necesariamente literal: puede ser afectivo, es decir que eso que se dijo genere una empatía o algo en el que escucha. Tampoco es bueno que sea una ‘papilla’ y su sentido ya esté triturado, porque todo ya está descifrado. La letra es un transcurrir en el tiempo de la canción y en el ritmo: la forma en la que ese sentido poético es administrado fabrica otro sentido nuevo, paulatinamente. Eso permite desplegar distintas texturas y sabores, algunos son más abiertos y otros más cerrados, algunos más luminosos, otros más oscuros, y al final de toda la canción recién tenemos la imagen última, que es la canción toda”.

En su trato con los libros, advierte: “Los cuido, pero de un modo un poco brutal. Me gusta subrayarlos, escribirles cosas, me gusta usarlos mucho”, y agrega: “Me cuesta prestar. En una época tuve que vender algunos y todavía me duele”.

“Cuando empecé a leer anotaba los autores o los títulos mencionados en los libros que tenía y luego, cuando revolvía en las librerías de usados, los recordaba de mi lista y me los compraba. Me compré muchos para aumentar la lectura de un autor que me gustaba o que estaba justo leyendo. Muchos fueron regalos, muchos son libros de oferta, hallazgos de todo tipo, usados, y también prestados no devueltos por alguna circunstancia. Pocos comprados a precio de lista recién salidos. También leí mucho en bibliotecas”, explica sobre la población de sus estantes.

De sus últimas lecturas, se queda, para empezar, con Los Beatles como músicos: “Me encanta por razones obvias. Es un libro que además, como mis favoritos, puede ser una especie de libro de texto. Me gustaría tomar clases de música y que ese fuese el libro principal. Estoy lejos de terminarlo, claro; nunca lo terminaré, es de esos”. Pero la lista sigue: “Me encanta la obra de Mario Ortiz, Cuadernos de lengua y literatura, porque es de esos textos mixtos o inclasificables: memorias, poesía, ensayo, divulgación científica. Me da alegría y ganas de llorar al mismo tiempo. Un libro serio: Resonancia siniestra de David Toop, sobre el sonido. Te deja sorda o aturdida, en serio, ejerce una influencia sensorial directa. Y Subrayados de María Moreno, porque me hace reír como loca, igual que Tres cuentos de Martín Rejtman, y cómo no mencionar de Fabio Kacero, Salisbury, me encantó porque me reencontré con la literatura fantástica como nunca lo hubiera imaginado. Qué lindo libro”.

En cuanto a sus propios libros, adelanta: “Entregué a Mansalva un nuevo libro de poemas en prosa, que continuará al primero que salió por Belleza y Felicidad en el 2001. Integra esa edición, y muchos poemas nuevos que son la segunda parte de aquellos. Estoy entregando un cuento largo para ser editado en la primera camada de diez libros del año de Exposición de la actual narrativa rioplatense. En un mes, más o menos, ya sale. Se llama El cuerpo mártir. Debo a Bajo la luna la revisión de una serie de ensayos que quieren editarme, pero ya lo entregaré. Y como proyecto eterno escribo una especie de ensayo socio-poético y memorias sobre las dependencias de servicio”.