Carta a Gide

_{(Escrita a mano el quince de julio de 1939. Nunca fue remitida. Conservada por el D Fouks en el archivo de Antonin Artaud del hospital psiquiátrico Villa Evrard)} 

Sodomita bastardo, viejo masturbador que has venido a mi habitación esta mañana a la siga de dos putas como Honorine Catto y Nina Braün, rehaciéndome el truco de la Plancha Blanca con Jacques Rivière en 1925, no te ha funcionado y no te funcionará más porque te han descubierto. Escritor plagiario y bastardo sin ideas, siempre fanfarroneando con tu estilo, fue Arthur Rimbaud quien te enseñó a escribir y quien escribió los cuadernos de André Walter que firmaste con tu nombre de imbécil. Porque nunca has sido más que un viejo imbécil incisivo a fuerza de maldad y de baba sorbida. Arthur Rimbaud no te la ha pasado, pero le has robado un secreto de magia trascendental y eres tú quien está al fondo de la historia infernal que ha desesperado a este genio. Y es con este secreto que has fingido durante 50 años que apestas a orina asquerosa y lo rancio de tus dientes cariados por hacer demasiados 69 con hombres (y mujeres también, eres tan viejo que ya no puedes elegir) a los que haces creer tener ideas del tipo “no me toques”, y que tandalizas el estilo y la palabra, pero sin haber tenido nunca más que gallinas e imbéciles para dejarse engatusar por tu vacuidad total. 

Estás vacío, Gide¹. Sal de aquí.

Siempre tuviste miedo de pensar sabiendo que no podías pensar y que te darías cuenta de tu vacío. Tú eres el tiempo, viejo anciano viscoso, como Abel es el espacio, no quiero más de ustedes dos. Has sido un dios como lo fue Abel, pero ya no eres más que una mierda y te has vengado con todo cautivador y haciendo la vida imposible a todo el mundo, y por mientras, te quedas en la asquerosa vida de un sodomita viejo y asqueroso aprovechado y te metes con todos los demás. Déjalos en paz y lárgate. Sal del campamento y que Abel abandone el espacio. Váyanse todos. Guerra en la Tierra a los hombres de mala voluntad.

Carta a Hitler

_{(Escrita a mano posiblemente en septiembre de 1939, y dirigida a Hitler, Canciller del Reich, Alemania. Nunca fue remitida. Conservada por el D Fouks en el archivo de Antonin Artaud del hospital psiquiátrico Villa Evrard).}

Le he mostrado en 1932 en el Café de el Ider, en Berlín, en una de las tardes en que nos conocimos, antes de que usted tomara el poder, las represas (que había yo marcado en un mapa)…

¡El día de hoy levanto, Hitler, las represas que puse!

Los parisinos necesitan gas.

Naturalmente, querido señor, esto es más que una invitación: es sobre todo una advertencia.

Por favor, siéntase a gusto de hacer como todo Iniciado de no tener en cuenta o de hacer como que no tiene en cuenta. Yo me guardo. ¡Guárdese!

Carta a Balthus

_{(Escrita a mano el veintiséis de septiembre de 1940. Nunca fue remitida. Conservada por el Dr. Fouks en el archivo de Antonin Artaud del hospital psiquiátrico Villa Evrard)}

Sé de los combates que has sostenido en varias ocasiones en las calles de París contra las hordas de Iniciados y también sabes que lucho por todos los medios contra la influencia generalizada del mal.

Pero se me acaban las fuerzas y no puedo soportar más enfermedades y sufrimiento.

Por otro lado, quizás pudiste creer durante mucho tiempo que eras mi enemigo. Pero era porque aún no te habías encontrado a ti mismo y yo aún no había descubierto quién eras en realidad. Un día te transformaste por completo y te vi liderar una batalla a las mismas puertas de Ville Evrard ...

Ven a verme.

_{1 Juego de palabras entre vacío, en francés “vide” [víd] y el apellido “Gide” [yíd].}