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No Ficción

Mao Santiago

Por Eric Schierloh

"Salí de mi casa en auto para llegar a Santiago de Chile al día siguiente. El objetivo era participar de Impresionante · Feria de Publicaciones y Arte Impreso, que se extendería desde el mismo jueves (día en que bajo el lema “Evade” se llamaba a saltar los molinetes del metro de Santiago) hasta el domingo. El viernes a la noche se interrumpieron todas las líneas de metro y dio inicio la revuelta, con barricadas, gases, incendios y cacerolazos en la oscuridad. Después hubo saqueos. Y militares".

Por Eric Schierloh. Imagen Martín Gubbins.

 

Escribo desde hace más de un año un texto mimético (y también memético) del texto que está produciendo un hermano. La naturaleza es vaga e imprecisa. Son notas pero también transcripciones de otra clase. Son o quieren ser pequeños rodeos en verso con algo de flujo, pero ocurren al mismo tiempo restallidos de voces ajenas en medio del ruido blanco de la rutina. Hay un registro de momentos en medio de las largas horas y los días. En cualquier caso, y antes que nada, tanto el texto como el procedimiento me sirven para mantenerme alerta. A veces me sacan de un lugar y me arrojan al texto. Me gusta creer, por fin, que el proyecto le abre una vía a la estética en el pedregullo del tedio. El miércoles 16 de octubre a las 4.20 am salí de mi casa en auto para llegar a Santiago de Chile al día siguiente, haciendo una escala necesaria y esperada en la ciudad de Mendoza. Viajaba solo. El objetivo era participar de Impresionante · Feria de Publicaciones y Arte Impreso, que se extendería desde el mismo jueves (día en que bajo el lema “Evade” se llamaba a saltar los molinetes del metro de Santiago) hasta el domingo.

Las evasiones comenzaron, efectivamente, el mismo jueves; el viernes al mediodía pude todavía viajar en un metro repleto de carabineros. El viernes a la noche se interrumpieron todas las líneas de metro y dio inicio la revuelta, con barricadas, gases, incendios y cacerolazos en la oscuridad. Después hubo saqueos. Y militares. Estado de emergencia, toques de queda y muchos militares en las calles.

El Museo de Arte Contemporáneo debió cerrar y eso canceló definitivamente la feria los últimos días. Las prioridades pasaron a ser otras: inició un grupo de WhatsApp de los veinte editores que estábamos en Santiago, compartíamos información y necesidades, data del estado de cosas en los diferentes barrios, alertas, definíamos nuestros planes, nos cuidábamos como podíamos. Estas son las últimas notas del archivo Maotouying que escribo en el teléfono:

En la pampa chata otra vez. Hacia el oeste.

Los flamencos filtran el agua en Melincué.

Venado Tuerto. Alto Pencoso. Vaya nombres.

Sierras justo antes de llegar para dormir.

Carpe diem quam minimum credula postero.

Amanece y me lanzo a las montañas. El oeste

del oeste acá. Viento blanco en la cima de las ideas.

El negro y el colorado del hierro en las viejas minas.

Un zorro con los ojos celestes de un viejo obrero

me mira. No STOP. Veintinueve curvas.

Otra vez en la ciudad maravillosa ordenada

al oriente y el poniente. Stay Punk pero también

Stuy Pank. No leer es la mejor forma de leer.

Y dos efes acostadas.

Naturphilosophie.

Esquiva y evade.

Hay barricadas en Santiago. Arde el aire de Santiago. Los ojos. La cerveza de trigo con amigos es un iglú. Arde una torre de oficinas en Santiago. Enel se llama la escalera. Arde la Alameda en Santiago. Providencia es ensordecedora. Pacos no pocos. Y en las montañas sopla el viento blanco y el zorro solitario ha de estar patrullando sorteando piedras. Ya oigo el murmullo del poema de Chile. O del poema de Santiago. Creo en pocas cosas. Creo unas pocas cosas. Pero creo. Tengo una máquina dentro de la máquina. Adana espera. Las nubes están bajas. O altas.

Evade.

En una pared dice Hay que romperlo todo. Cómo se rompe definitivamente? Por la razón que sea. Es como si los csm hubieran esperado hasta la hora del almuerzo. Dónde estarán haciendo su comida ellos ah? Qué diría el viejo de las 29 curvas de todo esto? No sé por qué escribo pero escribo. Sigo adelante y miro. Fumo el ruido y tiro yo también. Lejos del calor de una casa que no huele a diesel. Lejos de otras cosas también cercanas. Ursus Trotter no me sirve de nada y sólo tengo queso y pan con semillas. Tengo otras cosas también eh. Me falta un hermano acá. Y ahora más.

Evade.

Bip de 5 lucas. Crece Maotouying en la habitación muda del piso 22 en Santa Isabel 55. Crecen unas cosas y otras menguan. Todo lo que dura está hecho para deslizarse definitivamente como el glaciar que arrastra taninos y pigmentos en el seno del azul pacífico. Este es el poema de Chile? Este es el poema de Santiago? Este es apenas y con suerte el poema de la habitación 2208. Alguien carga bencina y tiene cara de mucha sed. Mucha. Convocatoria abierta: #hambrehambrehambre. Acá todo el mundo se rasca la cabeza. Abro las dos ventanas que tengo para que me inunde. Lo que sea. Que venga lo que venga. La wea hermosa. Las piedras silenciosas atravesando el cielo. Los rayos verdes dibujando en las altas paredes. Ponen el ojo ponen la bala. Tengo medio kilo de yerba para un día largo.

Evade.

Hasta los perros ladran empujados por algo nuevo desde adentro. Ciudad maravillosa ordenada al oriente y el poniente. En el centro es donde explota la fuga y no se bifurca. Hay fuegos originarios en el fondo de algunas cavernas. Cuando la carga podría ser más ligera pero no. Uno carga incluso baterías completas. Cuando la estructura que necesitó del tiempo podría venirse abajo simplemente con la impronta. Qué es lo justo? Dónde estoy? Qué estará haciendo el viejo zorro? Fuego a la moneda. Estamos en guerra—Cigarette Smoking Man.

NO estamos en guerra dicen todos acá.

Y ella hace pan.

Evade.

Evade. Evade.

Evade. Evade. Evade.

Necesito un jardín. Necesito el jardín de mi casa. Necesitamos un jardín. Fuego a la moneda. Que se rompa en mil pedazos esta fotocopia cuma del Edén. Toque de queda y la queda. Quiero sostener manos más pequeñas en mis manos. Quiero que me digas algo. Baja la niebla otra vez, si es que esto es niebla. Baja la noche y se lleva las montañas. Luces rojas como ojos de gato parpadean en las laderas escarpadas.

Logro irme temprano. Justo para ver cóndores. Atrás queda todo lo que queda atrás. Un anillo de fuego brilla delante de las cosas. El ancho del disco lo determina todo. Vas a llamarte Kora. Tengo un clavo de la curva 20, una piedra del río Mendoza del tamaño de la cabeza de un zorro y un cactus agonizante que ya imagino redivivo en el fondo de casa. Tengo amigos que quedan en el medio del fuego. El aire limpio de gases sopla. El tesoro se está hundiendo. Piensa prensa. Piensa prensa.

Piensa y evade. Evade. Evade.

Evade. Evade.

Cuerpo en casa.

Cabeza en

Santiago.

3100 km.

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